domingo, 25 de marzo de 2012

Los dos pecadores en la cruz

“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda” (Lucas 23,43).

Sólo hay dos clases de personas en el mundo, por lo que se refiere a Dios. Él sólo reconoce a dos clases: los salvados y los perdidos, los pecadores y los santos, los que van al cielo y los que se dirigen al infierno eterno.  El hombre, por otra parte, hace toda clase de categorías de los hombres: por ejemplo, habla de los hombres como blancos, negros, amarillos. Los clasifica por nacionalidades: holandeses, ingleses, italianos o alemanes. Los considera ricos o pobres, grandes o pequeños, educados o ignorantes y de mil maneras diferentes.
En la Biblia sólo se consideran dos caminos, el estrecho y el ancho. Sólo hay dos destinos posibles, la bienaventuranza eterna o el eterno castigo. La diferencia entre los salvados y los perdidos no es por grado o por la importancia del pecado,  la religión que abrazan o la iglesia de la que son miembros. No es por su bondad o moralidad. Dios clasifica a cada individuo según su actitud hacia su Hijo, el Señor Jesucristo. Los que han recibido al Hijo de Dios por fe son salvos; los que rechazaron la oferta de salvación están perdidos.
Cuando Jesús fue crucificado en el Calvario, había dos hombres colgados junto a Él, el uno a su derecha y el otro a su izquierda. Hoy muchas personas los consideran meramente como dos malhechores, pero en realidad representan a toda la humanidad. Tú, y yo amigo mío, los dos estamos representados en ellos. Hace más de dos mil años que murieron, y uno está en el cielo, mientras que el otro está en el lugar de muerte y perdición eterna. ¿Qué es lo que dio lugar a esta gran diferencia? Los dos a la vez habían pecado. No hay la menor sugerencia de uno fuera mejor que el otro. Los dos habían sido condenados; los dos eran culpables: los dos estaban muriendo. La diferencia estriba en su actitud hacia el Hombre de la tercera cruz, el que estaba crucificado entre los dos, el Señor Jesucristo. Los dos ladrones eran culpables por igual, pero el uno creyó en Él y el otro lo rechazó. Estos dos ladrones nos representan a nosotros. Tú también estás salvado o estás perdido, y la única diferencia depende de tu actitud hacia Cristo, el Hijo de Dios.
Recibe a Cristo en tu corazón, en este momento. Arrodíllate y di en voz fuerte esta oración:  “Yo confieso que soy un pecador (a) en necesidad de salvación. Yo te recibo ahora Jesucristo como mi Señor y Salvador personal; perdona mis pecados e inscribe mi nombre en el LIBRO DE LA VIDA ETERNA. Amén”.  Si haz hecho esta oración, te felicito, haz tomado la mejor decisión de tu vida.

miércoles, 22 de febrero de 2012

La obra del Espíritu Santo

El Espíritu Santo es Dios. El Espíritu Santo es, por lo tanto, una Persona con todos los atributos de tal. Es decir, piensa, siente, decide.
Sin embargo, Dios se pone más al alcance de nosotros, para que podamos así conocerle mejor. En este acercamiento a nuestra finitud y limitación, Dios ha querido representarse a sí mismo de manera clara y concreta. Y para ello, ha usado elementos cotidianos, cercanos a nosotros. Así como el Señor Jesús se nos representa en el pan y la copa, el Espíritu también se nos revela, en su precioso ministerio hoy en los creyentes, con algunos símiles que veremos a continuación. Veamos cuán lleno de significado es cada uno de ellos.
SELLO

El Espíritu Santo es el sello puesto en nuestro corazón, que asegura que somos posesión de Dios. (Efesios 1:13-14). A la manera de una marca indeleble, el Espíritu Santo señala que nuestro corazón le pertenece a Dios, no importando nuestra condición anterior, ni nuestra condición presente. El sello de Dios asegura nuestro corazón. Ninguno que ha sido sellado por Dios podrá perderse.
Este sello indica, por tanto, la idea de propiedad (de Dios), y de seguridad de nuestra posición delante de Dios.
FUEGO

Cuando Juan el Bautista anunció el ministerio del Señor Jesús dijo, entre otras cosas, que Él bautizaría en Espíritu Santo y fuego (Mateo 3:11). Esto se cumplió parcialmente en Pentecostés, cuando vino el Espíritu sobre los apóstoles y lenguas de fuego se aparecieron sobre cada uno de ellos (Hechos 2:3), y se ha seguido cumpliendo hasta nuestros días. 
¿Qué significa que el Espíritu Santo sea fuego? El fuego purifica. Los metales nobles (y el creyente es precisamente eso) son purificados cuando son puestos en el crisol al fuego, y quedan así limpios de la escoria. El Espíritu Santo nos hace pasar por pruebas, tribulaciones y situaciones altamente difíciles para ser purificados de motivaciones impuras y de mezclas extrañas.
¿Qué más significa? El fuego también es el denuedo del creyente lleno del Espíritu. El fervor y arrojo de los apóstoles luego de Pentecostés es el ejemplo. Pese a las tribulaciones y amenazas, ellos predican la Palabra, la cual era confirmada con señales y prodigios de parte de Dios.
En este sentido es como debe entenderse la exhortación de Pablo a Timoteo: "Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos." (2ª Tim. 1:6). Timoteo había recibido el Espíritu por la imposición de las manos de Pablo, pero él debía avivarlo.
El fuego de Dios puede ser avivado como también puede ser apagado. En la 1ª epístola de Pablo a los Tesalonicenses dice: "No apaguéis al Espíritu". (5:19). Esta expresión nos sugiere claramente la idea de fuego.

Tanto la exhortación en positivo a Timoteo como ésta en negativo a los tesalonicenses indica claramente que este asunto de apagar o avivar el fuego del Espíritu depende exclusivamente del creyente y no de Dios.
¿Cómo se puede apagar y cómo se aviva? El creyente debe saber que todo lo que está asociado al mundo, como también todo pecado, apaga el Espíritu. La incredulidad es un gran pecado, responsable de otros muchos, por tanto, es causal de apagar al Espíritu. Por otro lado, todo aquello que pone al creyente en contacto íntimo con Dios, sea la oración, la lectura o el oír la Palabra de Dios, la comunión con otros creyentes, enciende el fuego del Espíritu. ¡Que nos libre el Señor de proceder en contra del Espíritu y tenerlo apagado dentro de nosotros!
El profeta Jeremías reconocía tener "como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude." (Jer. 20:9). Este fuego del profeta le libró de la apostasía. Él trató de zafarse de la encomienda que Dios le había dado, pero teniendo a Dios mismo - el Espíritu de Dios - metido en sus huesos fue librado de ello. ¡Oh, que muchos Jeremías se levanten hoy en medio de la apostasía que vivimos para que nadie renuncie a su llamamiento, ni reniegue de su fe, sino, antes bien, sean valerosos portavoces del testimonio de Dios!
VIENTO

Poco después de la resurrección, el Señor, estando con los discípulos, sopló sobre ellos, y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo". El soplo de Dios. El mismo soplo de Dios que fue vida en la nariz de Adán (Gén. 2:7), fue aquí, para los apóstoles el Espíritu Santo. Allí en el Edén fue vida para el alma; aquí fue vida para el espíritu. Este es el soplo del cual el Señor Jesús habló a Nicodemo con estas preciosas palabras: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu." (Juan 3:8). Soberano. Misterioso. Así es el Espíritu en su actuar.
Este viento vivificador - el Espíritu Santo- puede ser un viento recio o bien una suave y delicada brisa.
En Pentecostés fue un "viento recio" que llenó toda la casa donde estaban sentados. (Hech. 2:2). El viento recio es como el viento puelche que sopla en algunos lugares al sur de Chile. Su soplo es tan potente que se lleva las basuras arrojadas en las calles, barre el polvo y la arena, y todo aquello que no está suficiente firme. Aun las nubes en el cielo desaparecen llevadas lejos por el impetuoso viento, dejando el cielo diáfano. El Espíritu Santo también hace una obra de limpieza así. Todo aquello que no está sujeto a Cristo es llevado lejos. Toda basura es quitada, toda impureza es barrida. ¡Qué sanador es para el alma del creyente esta obra del Espíritu Santo!

Pero también el Espíritu es como la brisa, y entonces viene a aquietar nuestro espíritu con un silbo suave y apacible, tal como ocurrió con Elías en aquella cueva del monte Horeb. Su espíritu estaba agitado, su alma turbada. El celo de su corazón se había encendido sobre el monte Carmelo, y ahora descendía al valle del temor. Entonces Dios hace pasar delante de él un poderoso viento que rompía los montes y quebraba las peñas; luego un terremoto y un fuego, pero Dios no estaba ni en el viento, ni en el terremoto ni en el fuego. Dios vino, en cambio, como un silbo apacible y delicado. (1 Reyes 19:11-13). El viento apacible y delicado nos refresca en el día de la agitación y el calor. Acaricia tenuemente nuestro rostro, y oxigena nuestros pulmones. ¡Qué maravilloso es el Espíritu de Dios!
El Espíritu conoce lo que más conviene a nuestra alma, y así, según sea el caso, vendrá a nosotros para auxiliarnos.
En Ezequiel 37 encontramos una hermosa alegoría acerca del Espíritu. Allí se muestra cómo, a la palabra de Ezequiel, hubo un ruido, y luego un  temblor, y los huesos secos diseminados por el valle se juntaron cada hueso con su hueso. Luego, hubo tendones, más tarde subió sobre ellos carne, y después piel. "Pero -aclara- no había en ellos espíritu."
Entonces, al profetizar Ezequiel "entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies."
Sin el espíritu había sólo huesos, tendones, carne y piel, es decir, había cadáveres, pero no había hombres. Así ocurre también en muchos ambientes cristianos. Hay todo lo que usted pida en cuanto a expresiones de la naturaleza adánica, pero no hay mucho de la nueva creación. Todo lo que no es del espíritu, es de la carne. "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." (Juan 3:6). "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida." (Juan 6:63). Mucho se ha pecado contra el Espíritu, menospreciando su obra, olvidándole e ignorándole. ¡Que el Señor derribe nuestra suficiencia para que tengamos al Espíritu de Dios actuando libremente!
AGUA

Nadie conoce el verdadero valor del agua hasta que la sed le ha hecho doler el alma. Israel en el desierto sufrió la sed así. Entonces Dios le hace brotar agua de la Roca. Ved ahí un verdadero espectáculo en medio del desierto: De una roca aparentemente igual a todas, fluyen ríos de aguas, abundantes ríos, capaces de saciar a una multitud de millones de personas. Pablo nos dice que esa Roca era Cristo (1ª Corintios 10:4).
Cristo es la Roca de la cual manan las aguas vivas. Junto al pozo de Jacob, Él dio de beber a la mujer samaritana, y el agua que él le dio se transformó en una fuente que saltó para vida eterna (Juan 4:14). Dondequiera que Él iba, daba de beber de esa agua a la gente. Hoy también es así. Cristo nos ha dado el Espíritu Santo, y no lo ha dado por medida, para que lo disfrutemos en abundancia.
En aquel último y gran día de la fiesta en Jerusalén, el Señor Jesús alzó la voz y dijo: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí ... de su interior correrán ríos de agua viva." Y Juan agrega: "Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado." (Juan 7:37-39). Estos ríos fueron derramados en Pentecostés y aún siguen fluyendo en los que creen en el Hijo de Dios.
Las aguas vivas son diferentes del agua de un pantano, o de un pozo. Una agua estancada no tiene vida, no es limpia. Se amontonan las impurezas y se va formando sobre ella, y en su fondo, una costra de muerte. Las aguas del Espíritu son vivas, es decir, fluyentes, frescas y puras como las de un manantial.
El agua del Espíritu regenera. En este pasaje de Juan 7 está claramente establecido cómo se recibe esta agua viva. Es preciso tener sed, luego, es preciso creer en Jesús. Entonces, se recibe esta agua con tal abundancia, que corren ríos de agua viva por el interior del creyente.
El agua del Espíritu limpia. El corazón del creyente necesita permanentemente la acción del Espíritu para ser limpiado de contaminación, y del polvo de la tierra. Es como la necesidad de lavarse los pies. Debe hacerse diariamente, para limpieza y frescor.
El agua del Espíritu vivifica. Un terreno castigado por la sequía se endurece, y no puede brotar en él el preciado fruto. Pero cuando viene la lluvia, el terreno se reblandece, y se vuelve acogedor para la semilla. Puede recibirla en su seno y hacerla brotar con abundante fruto. El corazón del hombre es un terreno seco y árido cuando no fluyen por él los ríos del Espíritu. Y aquí nos referimos a los corazones de los creyentes. En sus duros pliegues no hay vida. Su duro cascarón es como una piedra sobre la cual no puede brotar ninguna planta.
En Ezequiel 47 está la alegoría de las aguas salutíferas. Es necesario no sólo mojarse hasta los tobillos, o hasta las rodillas o los lomos. En ese río tan abundante es preciso sumergirse enteramente y  nadar, con la dichosa bendición de que "vivirá todo lo que entrare en este río." (v.9). 
ACEITE

El aceite es usado en las Escrituras para ungir, para dar luz y para sanar, fundamentalmente. El aceite de la santa unción era confeccionado de especias escogidas. Su fórmula era secreta, y nadie podía usarlo para fines profanos. Con ese aceite se ungían los utensilios del tabernáculo y a los sacerdotes que ministraban allí. Si se ungía a alguien extraño, éste moría inmediatamente.
El aceite aquí descrito alude al Espíritu Santo. La unción de Dios recaía sólo sobre los sacerdotes, los que ministraban delante de Dios. Así ocurre también hoy. Sólo los hijos de Dios - sacerdotes en el Nuevo Pacto - tienen esta unción, y su presencia sobre ellos los distingue y los honra.
Pero también el aceite era usado para el candelabro y las lámparas. ¿Su función? Iluminar la casa de Dios. Sin el aceite no hay luz. Sin el Espíritu tampoco hay luz. La iglesia puede transformarse en un lugar oscuro, donde no se descubren las impurezas, si es que  el Espíritu Santo no está iluminando el corazón.
Las vírgenes insensatas tuvieron un problema con el aceite. Ellas tenían aceite apenas para sus lámparas. No tenían más aceite que el que estaba alimentando su pequeña luz. Pero en el momento decisivo, les faltó, y quedaron a oscuras, por lo cual, ellas no pudieron salir al encuentro del esposo. Sabemos que esta parábola es para el tiempo del fin. ¿?Cuál es nuestra condición hoy?
Isaías 1:6 dice: "Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite." Con estas palabras, el profeta hace un diagnóstico de la realidad de Israel en sus días. Ellos están llenos de heridas y llagas, están totalmente enfermos. No ha habido aceite para curar las enfermedades de su piel. ¡Qué desolador panorama!
En la iglesia de Dios, cuando el Espíritu no puede obrar como aceite, las heridas abundan. El ungüento sanador no ha sido derramado sobre las purulentas "heridas". La condición de la iglesia, y aun su aspecto, parecen muy desmejorados. ¿Qué hacer? ¡Volvernos al Espíritu y dejarle en libertad para que pueda curar las heridas, y vendarlas!
¡Se precisa gran cantidad de aceite para curar las heridas del pueblo de Dios!
PALOMA

Finalmente, el Espíritu es representado como una paloma. El Señor escogió esta conocida avecita para simbolizar su glorioso Espíritu. Es la paloma que descendió sobre el Señor Jesús en su bautismo, y que nos habla de ternura, delicadeza, sencillez e inocencia.
Una paloma es espantadiza. Fácilmente se asusta y huye. ¿Cómo es que el Espíritu de Dios, siendo tan fuerte -omnipotente-  quiso representarse así? Es un misterio no del todo aclarado.
Con todo, hemos de ser celosos para no ofender esta Paloma, ni espantarla. Seamos delicados, tiernos y cuidadosos. No elevemos demasiado la voz, no le hagamos violencia, porque puede contristarse.
Una vez que ha sido afectada su santidad, puede permanecer muchos días triste, en un rincón de nuestro corazón, sin levantar el vuelo.

Que el Señor nos socorra para no pecar contra el Espíritu Santo, ni impedir que Él pueda hacer su obra en nosotros y a través de nosotros.

sábado, 7 de enero de 2012

Pregunta: "¿Qué son los santos cristianos de acuerdo a la Biblia?"

Respuesta: La palabra “santo” viene de la palabra griega “hagios” que significa “consagrado a Dios, santo, sagrado, piadoso.” Casi siempre es usado en plural, “santos” “...Señor, he oído de muchos a cerca de este hombre, cuántos males ha hecho a Tus santos en Jerusalén.” (Hechos 9:13). “Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.” (Hechos 9:32) “lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos,....” (Hechos 26:10). “Saludad a todos los santos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:21). En la Escritura hay 68 usos del plural de “santo.”
La idea de la palabra “santo” es un grupo de gente apartada para el Señor y Su reino. Hay tres referencias que aluden al carácter piadoso de los santos; “que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos,..” (Romanos 16:2) “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo.” (Efesios 4:12) “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos” (Efesios 5:3).
Por lo tanto, bíblicamente hablando, los “santos” son el cuerpo de Cristo, los cristianos, la iglesia. Todos los cristianos son considerados santos. Todos los cristianos son santos... y al mismo tiempo son llamados a ser santos. 1 Corintios 1:2 dice claramente, “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos...” Las palabras “santificados” y “santos” provienen de la misma raíz griega, como la palabra que es traducida comúnmente como “santos”. Los cristianos son santos, en virtud de su unión con Jesucristo. Los cristianos son llamados a ser santos, para que permitan que paulatinamente su vida se ajuste cada vez más a su posición en Cristo. Esta es la descripción bíblica y el llamado de los santos.
¿Qué entiende por “santos” la Iglesia Católica, en comparación con la enseñanza bíblica? No mucho. En la teología Romana Católica, los santos están en el cielo. En la Biblia, los santos están en la tierra. En la enseñanza Romana Católica, una persona no se convierte en santo, a menos que él/ella sea “beatificado” o “canonizado” por el Papa o un obispo prominente. En la Biblia, cualquiera que ha recibido a Jesucristo por la fe, es santo. En la práctica Romana Católica, los santos son reverenciados, se les reza y en algunos casos, son adorados. En la Biblia, los santos son llamados a reverenciar, adorar y orar únicamente a Dios.

martes, 1 de noviembre de 2011

“LA GRAN CENA”

Hay muchas formas de realizar una boda, en cada parte del mundo tienen diferentes costumbres y formas de realizarlas, pero siempre que se realiza una boda tienen que estar los novios y los invitados a la boda.
Tomando en cuenta esto y relacionándolo a las bodas del cordero debemos saber que Cristo es el novio y la Iglesia es la novia, la cual fue predestinada desde antes de la fundación del mundo.
Jesús les hablo a sus discípulos de la parábola “LA GRAN CENA” La cual nos habla de cómo muchos invitados desprecian estar en la mesa del Señor y no les importa estar en la boda, en pocas palabras no aprovechan la oportunidad que tiene para ser parte de las bodas del cordero.
Lucas 14:16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
En esta parábola podemos ver 12 excusas que pusieron los invitados, estos invitados representan al pueblo de Israel que rechazo y aun rechaza al Señor Jesucristo.
Lucas 14:17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
- COMPRA UN CAMPO:
Lucas 14:18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
El campo representa el mundo, esto quiere decir que este hombre amaba mas el mundo y desprecio la invitación al banquete. Esto fue solo una excusa ya que nadie compra un terreno sin antes haberlo visto.
-5 YUNTAS DE BUEYES
Lucas 14:19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
Los bueyes representan a los Ministros del Señor, este hombre representa a los que cambiaron el banquede del Señor por su religión, crearon sus propios ministros, los cuales son asalariados y les predican lo que ellos quieren.
-RECIEN CASADO:
Lucas 14:20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
Esto representa otra boda, pero representa la boda del anticristo que como burda imitación se va a casar con el pueblo de Israel y con quienes lo sigan, quienes participen de esta boda se llevaran la terrible sorpresa de que todo era engaño del anticristo, y la consecuencia será destrucción, sufrimiento y castigo eterno.
Estas tres excusas son las mismas tres tentaciones que le pusieron a Jesús, y las mismas tres tentaciones que le pusieron a Eva (Mateo 4:1-11)
En total fueron 12 excusas,
Campo = 1
5 yuntas de bueyes 5x2 = 10
boda = 1
Total = 12 Excusas
El número 12 es número de gobierno, pero en este caso este 12 representa un gobierno del mal, ósea darle la autoridad al maligno.
Las excusas rompen la unidad, muchos por buscar excusas ponen cualquier cosa sin imaginarse que esto se le puede convertir en maldición, un ejemplo puede ser una persona que por no ir constantemente a los cultos al Señor pone como pretexto a sus hijos, diciendo: “Mi hijo está enfermo, o mi hijo esto o lo otro”, cuando en realidad ni siquiera está enfermo el niño, y lo puede estar maldiciendo al niño.
Lucas 14:21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
Esto representa lo más maravilloso que nos paso como iglesia, que nos llegara la invitación para ser parte de la mesa del Señor, pues nosotros no éramos parte de los pactos del Señor, no valíamos nada, cuando nadie se fijaba en nosotros él se fijo en nosotros y nos hizo parte de su bendita mesa y no solo a ser invitados a su boda, SINO A SER LA NOVIA QUE SE CASE CON ÉL.
Pero sería lo más lamentable de que ahora nosotros como iglesia teniendo la grandísima oportunidad a ser parte de las bodas del cordero, de ser la novia, volvamos a repetir la historia de las excusas y rechazar la invitación del Señor.
Lucas 14:22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.
Lucas 14:23 Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Ya habiendo el siervo hecho lo que su señor le pidió aun había lugar, esto representa que nosotros ya estamos en el banquete pero aun queda lugar para que invitemos a más personas, para que evangelicemos a todos los que podamos.

CRISTO LA PUERTA

Nehemías 3:1 Se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos la dedicaron y colocaron sus puertas. Dedicaron la muralla hasta la torre de la Centena y hasta la torre de Hananeel.

Juan 10:9 Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí, será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos.


Israel un pueblo lleno de humillaciones y esclavitudes empieza un proceso de restauración, no se restauraron muros, las puertas, ni las torres de los cuales Dios hablo.

Cuando comentan al siervo Nehemías que no habían muros, puertas ni torres restauradas, y que estaban a merced de todos los enemigos y este hombre de Dios empieza una búsqueda al Señor orando y pidiendo la guianza del todopoderoso, actitud que todos los siervos y ministros genuinos deberíamos de tomar. El no deseaba estar acomodado y en los capítulos del 8 al 13 se ve a una Hombre que Ora, que ayuna y vigila para agradar a su Señor. Nehemías significa Dios ha consolado y es lo que Dios hizo con el pueblo Israelita que regreso del cautiverio. Sin embargo hubo oposición al querer avanzar, satanás se opondrá siempre cuando Dios empiece la obra de restauración.
DOCE PUERTAS A RESTAURAR: Isaías 60:18
1.- Puerta de Salvación: (Nehemías 3:1)
Se hace necesario que Dios restaure la fortaleza en nuestra vida ya que lejos de el, estábamos hasta habitados por demonios y el nos liberto cuando llego a nuestras vidas
2.- Puerta del Pescado (Evangelismo, Nehemías 3:3)
Nos habla de que viene una pasión y carga por alcanzar a otros; el evangelismo es el llamado en este tiempo final ya que es el tiempo de la cosecha.
3.- Puerta Antigua (Nehemías 3:6)
4.- Puerta del Valle: (Nehemías 3:13)
Esta nos habla de humillación, el mayor ejemplo de humillación nos lo dio Jesús. La puerta del valle está íntimamente ligada al servicio.
5.-Puerta del Muladar: (Nehemías 3:14)
Nos habla de ministración, sacar la basura, la cual llegaba al torrente de Cedrón y nos habla de el olvido de Dios sobre lo que hicimos y por lo cual el murió para perdonarnos.
6.- Puerta del Manantial, Fuente: (Nehemías 3:15)
Nos habla del bautismo con el Espíritu Santo y su llenura; como en Efesios 5:18 Cuando los discípulos se salieron de los paradigmas religiosos para entrar a lo sobrenatural y se embriagaron del Espíritu Santo; habla de salirnos de la sobriedad natural y meternos en lo sobrenatural y estar ebrios por nuestro ayudador.
7.- Puerta de las Aguas: (Nehemías. 3:26)
Esto de bañarse, es una bendición, lo cual vemos también en hebreos 10:24, 25 y habla del lavacro constante de la Palabra. La ministración de la Palabra para bendecirnos y no aceptar las maldiciones de Satanás.
8.- Puerta de los caballos: (Nehemías 3:28)
La puerta de los más que vencedores (Apoc.19)
9.- Puerta Oriental: (Nehemías 3:29)
Del oriente vendrá nuestro Señor, nos habla de la Gloria de la resurrección, de nuestra eternidad con El, de los faneros, resurrección.
10.- Puerta de Efraín: (Nehemías 8:16)
Nos habla de la doble porción, de la prosperidad, las riqueza, del ensanchamiento, de las añadiduras, pues Dios en su Palabra nos habla de la abundancia
11.- Puerta del Juicio: (Nehemías 3:31)
Habla de inspección, de los dos tribunales tanto de el de Cristo, como el del gran trono blanco de Dios.
12.- Puerta de la Cárcel o Guardia: (Nehemías 12:39)
La puerta de las tribulaciones pues son necesarias para entrar al reino de Dios.
Las 7 oposiciones de afuera y adentro
a) Enemigos de Judá y Benjamín (Nehemías 4:1-3)
son oposiciones que tendrán los de la generación de Nehemías, las cuales son burlas, insultos, sarcasmos, estas pueden darse en la iglesia, trabajo y aun en la familia, pero Dios no ha perfeccionado su obra en nosotros, pero el que empezo la buena obra la perfeccionara.
b) Amenaza y enojo (Nehemías 4:7-9) , siempre habran desanimadores
c) Oposición por avaricia y dureza de corazón. (Nehemías 5: 1-3. 6:1-9)
d) Cartas falsas, acusaciones (Nehemías 6:1-9)
e) Falsas Profecías (Nehemías 6:11-16)
f) Oposición por los amigos y suegros de Tobías.
Todo el capítulo 21 de Apocalipsis está íntimamente relacionado con estas puertas. Nos habla de que se tienen que restaurar las 12 puertas de la Nueva Jerusalén y nos habla de la restauración de la novia del Cordero.

lunes, 26 de septiembre de 2011

El Primer tratado

En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;
a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Hch 1:1-5
Si hay alguien que me llama mucho la atención en la biblia es Lucas. Un científico, medico que era lleno del Espíritu Santo y muy Pentecostal. Hechos fue escrito por él.
Este libro nos cuenta las más espectaculares manifestaciones del Espíritu Santo. Desde el pentecostés, con el ruido de un fuerte viento, las lenguas como de fuego, los idiomas, luego las sanidades, liberaciones, temblores que libertaban a los discípulos, etc.
Cualquiera quiere vivir esto. Cualquiera es fascinado con esto. Es lo que queremos ver en nuestros tiempos también
Lucas escribió sus dos “tratados” a Teofilo.
En el primer escrito vemos la preocupación de un padre espiritual de poner a su discípulo en la roca, en la base cristiana indubitable, para luego pasar a las manifestaciones espirituales.
¿por qué?
Porque es bíblico.
“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí” Hch 1:4
El espíritu santo, su acción y manifestación responden a la promesa y enseñanza de Jesús a sus discípulos. Fueron instruidos.
Pablo dijo: “No quiero que ignoréis acerca de los dones espirituales…” otra traducción dice: “quiero que entiendan bien este asunto”.
Es verdad que no podemos entender todas las cosas de Dios. Pero hay una guía, para no ir tras nada que no tenga nada que ver con lo de Dios.
Hoy en día se mezclan la espiritualidad con el misticismo, el esoterismo y a veces hasta con el espiritismo. Todo esto buscando la experiencia y no la comunión verdadera y santa con Dios.
¿cómo saber? ¿cómo prepararse para no ser desviado?
Dios no es un Dios de confusión.
“…pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz…” 1Co 14:33
Dios no dejo el todo de su persona revelado. Aun así, lo que si reveló fue bajo la guía de su palabra.
“Él les guiará a toda VERDAD” Jn. 15 ¿qué es verdad? La única verdad es la palabra de Dios.
Probad los espíritus.
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” 1Jn 4:1
Otra traducción dice: “no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu”
¿Como lo probaremos? Con la palabra de Dios.
Si algo te produce duda e incomodidad, pruébalo. Puede que sea el Espíritu Santo y celoso de Dios advirtiendo.
Dios quiere tener una verdadera y sana relación contigo. El nunca se equivoca en la búsqueda de esa comunión. Los hombre, si no basamos bien nuestras emociones y espíritu en la palabra, podemos estar buscando a Dios en experiencias y lugares equivocados.
Me gustó la actitud de Lucas. Responsable, cuidadoso, fiel, un discípulo.
Dios te bendiga mi hermano.
Y puede ser reiterativo el consejo, pero hoy en día todos tienen acceso a Internet y en la red hay tantas cosas que pueden desviarnos de la palabra. NO LO PERMITAMOS. Ya que la palabra de Dios es lo mas hermoso y fiel.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Hay que cambiar, Pronto, sino pereceremos igualmente.

Lc 13,1-9
En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: -- ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo halló. Y dijo al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo. ¡Córtala! ¿Para qué inutilizar también la tierra?".
Él entonces, respondiendo, le dijo: "Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. Si da fruto, bien; y si no, la cortarás después"".
Los avisos que se reciben no siempre sirven para tener una información importante sobre algo, sino que también pueden llevar una segunda finalidad, es decir, como una amenaza diciéndole a la persona que recibe el aviso: “ten cuidado que a ti no te suceda lo mismo de lo que te estoy contando, que a ti no te pase algo malo”.
Pues bien, esto es más o menos lo que nos cuenta Lucas en el evangelio de este domingo de cuaresma, cuando un grupo de presentes, de personas que están participando en la actividad de Jesús, que están escuchando su enseñanza, se dirigen a él para referirle un hecho de crónica negra, un suceso estremecedor acontecido en Jerusalén.
Resulta que un grupo de Galileos (los Galileos eran la gente del norte, era la gente exaltada, eran las personas que más se oponían a la presencia de los Romanos en tierra de Israel, por lo cual entre los Galileos era fácil encontrar gente exaltada, incluso terroristas, que con la fuerza, con la violencia se
oponían a la presencia de los Romanos en la tierra de Israel), estos Galileos, durante la Fiesta de Pascua
fueron masacrados por Pilatos.
Pilatos aprovechó del momento en que ellos se encontraban en el templo de Jerusalén seguramente
porque temía que estos Galileos estuvieran urdiendo un atentado o algo peligroso hacia el imperio.
Pilatos los masacró completamente y la cosa más estremecedora es que la sangre de estos Galileos se
mezcló con la sangre de las víctimas que se ofrecían en sacrificio a Dios sobre el altar… algo terrible.
Y se lo cuentan a Jesús, no porque Jesús supiera lo que había pasado en la ciudad de Jerusalén, sino para
ponerlo en guardia.
Se insinúa en estas palabras de los que se dirigen a Jesús una perfidia, como diciéndole, “Oye, tú
también eres Galileo, tú, que te acompañas con un grupo de Galileos, ten cuidado que a ti no te pase lo
que le ha pasado a esta gente, porque tú también vas anunciando tu mensaje, tu libertad, tu manera de
ver las cosas tan nueva y tan innovadora; ten cuidado que no te pase algo tan terrible como le pasó a
estos Galileos”.
Porque por la mentalidad común, que sucedieran desgracias de este tipo significaba que Dios lo había
permitido. Es decir que Dios mismo había castigado a esta gente porque de otra manera eso no hubiera
sucedido, o sea, si los Galileos que fueron masacrados por Pilatos actuaban en el nombre de Dios, Dios
nunca hubiera permitido un desastre de este tipo. El hecho que Pilatos los matara significa que Dios
consideraba esta gente también pecadores y que Dios mismo se sirvió del gobernador para castigarlos,
para hacerles sentir el peso del castigo.
Jesús no se deja apabullar por este tipo de aviso de estilo más bien mafioso, sino que les responde a sus
interlocutores sacando a la luz otro hecho de crónica y habla de la desgracia que le pasó a un grupo de
18 habitantes de Jerusalén cuando la Torre de Siloe, un edificio antiguo de Jerusalén pues se derrumbó,
aplastó a tanta gente y la mató a todas.
Entonces la pregunta que pone Jesús a sus interlocutores: “Ustedes creen que aquello Galileos que
fueron masacrados por Pilatos o esa gente inocente que murió aplastada por la Torre de Siloe, era más
pecadora que el resto de los comunes mortales?”
No seguramente, sobre todo en el segundo caso porque la gente que murió con la desgracia de la torre
era gente que seguramente no tenía ninguna culpa. Jesús añade entonces lo que realmente cuenta en la
vida de la persona, “si ustedes no harán enmienda (si no cambiarán), también tendrán una suerte tal,
acabarán también mal,” porque lo que cuenta en la vida de una persona, (el hecho de lo que Jesús está
recordando) es la conversión. Esta significa cambiar vida, la enmienda significa que la persona orienta su
vida de manera distinta, es decir estableciendo con los demás una relación en la justicia, en la
solidaridad, en la generosidad, en el servicio, en todo lo que sirve para fomentar y hacer crecer las
relaciones humanas: ¡esta es la conversión!
Jesús está recordando algo muy importante: cuando la persona humana orienta la vida de esta manera, es decir, para hacer el bien a los demás, no hay desastre, no hay catástrofe, no hay peligro alguno, que pueda derrumbar su vida, que pueda sofocar y apagar esta vida. La vida de la persona humana es mucho más grande y supera cualquier tipo de obstáculo o de desastre que se le pueda presentar.
Pues bien, para comprender esta enseñanza tan importante Jesús añade una parábola, la parábola de una higuera estéril que se encuentra a lado de una viña y el amo de la viña dice: “esta higuera que es de tanto tiempo que no da fruto es mejor cortarla, talarla, porque está esquinando el terreno”, o sea está dejando el terreno prácticamente sin ningún tipo de energía, de fuerza y tampoco la higuera sirve para algo porque no da ningún fruto.
La imagen de la higuera y de la viña tenía una evocación muy fuerte en la tradición judía porque los profetas (el profeta Isaías en particular) habían comparado el pueblo de Israel como un viña, mientras que también se hablaba del templo de Jerusalén y de la institución judía como de un árbol de higuera, un árbol muy frondoso que recordaba la pompa del culto y la solemnidad de los rituales. Pero en este caso una higuera tan solemne, tan frondosa pero sin fruto, una institución completamente estéril. Y la intención del amo de la viña es acabar con todo eso. Interviene el viñador diciendo de darle un tiempo suplementario, de darle una oportunidad más y que él se encargará de hacer todo lo posible, de trabajar la tierra, de echarle estiércol para que la higuera quizá un día empiece a dar fruto.
Con esta imagen el evangelista Lucas está poniendo en contraste las distintas imágenes de Dios que tenía la gente que se ha dirigido a Jesús, los adversarios, y Jesús mismo. Para los adversarios de Jesús, Dios es uno que está siempre dispuesto a castigar, a eliminar, a quitar todo lo que no sirve, todo lo inútil, todo lo peligroso; para Jesús la imagen que nos ha presentado de Dios es completamente distinta: Dios es siempre paciente.
Dios está siempre intentando ponerse de parte de la gente, ayudando, promoviendo, impulsando la vida de la persona y para eso ha mandado a su Hijo, que es la imagen del viñador, para que haga todo lo posible de manera que la gente, teniendo experiencia de este amor tan grande, pueda cambiar conducta, pueda llevar su vida de una manera distinta, su comportamiento sea orientado de esta manera que la vida pueda crecer y pueda dar fruto, como una planta que, nutrida de toda la energía y de todo el amor con la que se cuida esta planta, pueda dar su fruto.
Esto es lo que está diciendo el evangelista Lucas: hay imágenes de Dios que nos interesan, que nos promueven, que nos potencian, que nos ayudan a crecer; hay otras imágenes de Dios fomentadas por la religión que crean siempre miedo, que reprimen la vida de la persona y que la mantiene en un estado siempre de infantilismo, de temor y de no madurez. Jerusalén, la ciudad santa y el templo no serán eliminados por Dios, sino por los Romanos, esta será la suerte, el destino trágico a que se encontrará.
Pero el evangelio de hoy invita a todos a cambiar conducta porque cuando se acoge la propuesta del Padre, de ser gente capaz de producir vida y de dar vida a los demás como una planta rica de fruto, ningún desastre, ninguna catástrofe, ni la muerte siquiera, podrá interrumpir la vida de esa persona.