viernes, 2 de julio de 2010

Somos más que oro puro

“para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”
1 Pedro 1:7
Al recibir a Jesús como nuestro Señor, la Palabra de Dios dice que a los que le recibieron les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12), por lo tanto él se convierte además en nuestro Padre, el Padre a quien podemos acudir en todo momento; nuestro Dios siempre está disponible para atendernos.
 Qué bonito saber todo eso, que bueno es tener la convicción de que tenemos de nuestro lado al Rey de reyes y Señor de señores, es fabuloso y sobre todo nos llena de completa paz.
Cuando observamos el oro en su estado primario, nadie nota su belleza por que solo se ve un pedazo de piedra sin sentido, que de no ser de las personas que se relacionan con ese tipo de materiales al encontrarnos con una porción de dicho material es muy probable que lo pasemos desapercibido, pero lo importante es que para ver el brillo y las formas que le dan al oro que tu y yo conocemos, esas piedras tienen que pasar por varios procesos de purificación, eso se logra a través del fuego. La palabra de Dios nos enseña que nuestra fe es sometida a prueba igual que el oro, para que al terminar el proceso de purificación de nuestra fe Dios la pueda encontrar con un brillo más precioso que el mismo oro; así como nosotros admiramos los productos hechos de oro como las cadenas, anillos, esclavas etc. (en especial las mujeres), así Dios quiere celebrar el resultado de nuestras pruebas, el nos espera al final para decirnos: yo sabía que podrías.
Todos estamos en prueba, el detalle es que hay pruebas que se sienten y otras que no, la salud no se siente, la abundancia, el gozo, la prosperidad, todas ellas prueban lo que hay en nuestro corazón, porque algunos al recibirlas lo que hacemos es olvidarnos de quien nos las da, por ejemplo si eres prospero existe el riego de que puedas poner tu confianza en tus riquezas en lugar de depositarla en Jesucristo, así mismo al darte salud El espera que la sepas aprovechar, pero algunos nos damos el lujo de comer alimentos que no traen ningún beneficio para nuestra salud, todo esto porque es una prueba que no se siente. Pero también están las pruebas que si se sienten como la enfermedad, la pobreza, el desempleo, etc., estas son las adversidades que provocan que nuestro mundo se vuelva gris, que nuestros ojos se llenen de lágrimas y que el corazón se embargue de aflicción.
Lo peor de todo esto es que mientras pasamos por estos angustiosos momentos, tu vez alrededor que las personas reciben su respuesta casi de forma inmediata, es ahí donde algunos comenzamos a cuestionar a Dios del por qué otros si reciben respuesta en medio de su necesidad y nosotros llevamos mucho tiempo pidiendo por esa respuesta y no vemos nada claro, no alcanzamos a ver la luz al final del túnel.
Dios nos ha dotado de una medida de fe a cada uno (Romanos 12:3), la cual no podemos medir ya que es inherente a cada persona, pero si la podemos ver; es por eso que Santiago escribió que la fe sin obras es muerta (Santiago 2:20), porque de nada sirve que diga tener fe si mis obras dicen lo contrario, tú no puedes decir que confías en Dios si pasas pensando todo el día en tus dificultades, vas al trabajo y piensas en ellas, estas en una reunión familiar y no la disfrutas porque piensas en ellas, vas al colegio o por la calle y andas todo ese tiempo triste por tu situación actual, por eso que te incomoda; con esto no quiero decirte que te debe importar poco tu vida y tu situación, simplemente decirte que ese ritmo de vida es la Dios ve y por lo tanto es el motivo de que unas personas reciben su respuesta y otras no.
hay solución, tu fe necesita un ingrediente esencial para que todo los que deseas y pidas a Dios puedas recibirlo, y eso se llama: ACTITUD.
por que una de las cosas que procuro con sus discípulos fue cambiarle su actitud,
“Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, podrían decirle a los montes: pásate de aquí allá, y se pasarán; y nada os será imposible” (Mateo 17:20).
Si pones atención a la escritura notaras que Jesús dijo si tuviereis fe como un grano de mostaza, él no dijo del tamaño de una mostaza, si no la fe que tiene un grano de mostaza; él quiso hacer énfasis en la actitud que tenía ese diminuto grano y no en su tamaño.
La actitud del grano de mostaza es esta: yo se que por el momento solo soy un pequeño granito, que puedo pasar desapercibido, puede ser que se rían de mi por lo pequeño que soy (y es que trata de comparar una semilla de mango o de zapote con la semilla de mostaza notaras una gran diferencia), pero el grano dice: yo sé que voy a ser más grande que ustedes, se que por el momento tengo que mirarlos para arriba, pero un día seré la más grande de las hortalizas y no me voy a quedar ahí si no que me convertiré en un gran árbol donde las aves hagan su nido y les tocará a ustedes verme para arriba.
Si tú hoy decides cambiar tu actitud de tal manera que tu fe sea como la de un grano de mostaza, le crees firmemente a Dios no importando las pruebas que tengas que pasar, te habrás convertido en UN CRISTIANO DE ORO PURO.
Porque sin fe es imposible agradar a Dios permitamos que nuestra actitud de fe brille como el oro.
Que Dios los bendiga.









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