Hemos compartido con anterioridad, un estudio fundamentado en una palabra que dice que si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores, y que si Dios edifica la casa, la ciudad está más que protegida.
Ahora, de alguna manera, vamos a trabajar sobre un texto que representa, en la vía del relato bíblico, ese principio. Porque una cosa es hablar Biblia, otra cosa es enseñar, predicar y declamar Biblia y otra muy distinta vivir Biblia. De los dos primeros hay millones. De lo último, muy pocos.
(Hechos 19: 1)= Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, (2) les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
(3) Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: en el bautismo de Juan.
(4) Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
(5) Cuando oyeron esto fueron bautizados en el nombre del señor Jesús.
(6) Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
Vemos que Pablo llega a la ciudad de Efeso, una ciudad de altísimo movimiento comercial. Tenían una diosa llamada Diana. Ese era el demonio, ese era el principado, ese – Pese a ser mujer -, era “el hombre fuerte” del lugar, la fortaleza de la ciudad.
Allí todo tenía que ver con Diana. El mercado, giraba en derredor de Diana, vendían ídolos con su imagen, la mayoría de los hombres se dedicaban a la artesanía fabricando estas estatuillas, otros tallaban y otros eran labradores.
Todo lo que movía la ciudad, en mayor o menor medida, estaba atado a Diana. Es decir que, Efeso, era casi como decir Diana misma, ya que allí regía indiscutiblemente ese demonio. En Argentina tenemos, por lo menos, tres ciudades viviendo exactamente igual a Efeso, aunque con otras estatuas con otros nombres. Pero el demonio es el mismo.
Muy bien; pese a todo lo que se le ocurra pensar a usted, allí es donde, precisamente, cuando el bueno de Pablo se propone ir justamente allí. ¿A qué va a ir Pablo a un lugar como ese? Usted conoce alguno, seguramente, donde usted vive. ¿Iría a predicar allí? Pablo fue, específicamente, a pisar dos o tres “callos” teológicos.
Entonces el apóstol llega a la ciudad y, ¿Qué es lo primero que hace? Visitar la iglesia. ¿Y que es lo que encuentra allí? A ciertos y muy particulares individuos ministrando. Quiero reiterarlo: dentro de la iglesia, no en la calle o en la plaza pública…
(Hechos 18: 24)= Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, (Vayamos por partes. Dice que era un judío, por lo tanto, es notorio que Apolos era uno que sí conocía el libro) natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las escrituras.
Veamos: ¿Qué es lo que tenemos aquí? Tenemos a un predicador, se nos dice, poderoso en las escrituras. Un hombre de esos que parecen saberse de memoria toda la Biblia. De esos que pueden explicarle a usted, desde el libro de Números, pasando por el Salmo 119, hasta el libro del Apocalipsis, sin inmutarse y con total y absoluta seguridad.
Seguramente que vendía una enorme cantidad de libros, videos, CD y DVD con sus estudios… Aparecía periódicamente en las mejores publicaciones, canales de televisión y páginas Web cristianas evangélicas. Daba reportajes a la prensa cristiana en español e inglés.
Era elocuente. Era bilingüe. Todo un indiscutible e indiscutido ministerio internacional. Poderoso en las escrituras. Esto significa que no sólo se sabía el libro, sino que además era doctor en Teología y seguramente también Master en Divinidad. Pero encima de todo eso, ¡También era un ungido!
(25) Este había sido instruido en el camino del Señor; (Esto significa que no era solamente revelación. No podía, entonces, ser acusado de “místico” o de espiritualoide, argumentando caminar de revelación en revelación. Dice que era un hombre instruido, esto es: un hombre que había sido capacitado). …siendo de espíritu fervoroso, (Eso le está diciendo que este hombre tenía pasión. Que era ferviente (Que significa “hirviente”), elocuente, poderoso y también estudioso.
No era simplemente un teórico de esos que se mueven con una frialdad glacial, con fraseología y posturas académicas. De esos que hablan de las cosas de Dios como si fueran sucesos sin más gravitación que la historia del chocolate o de la aceituna. ¿Nunca ha oído a alguien así?) …hablaba y enseñaba diligentemente (Este término, DILIGENTEMENTE, en el original, se traduce como “Con exactitud”. Que es, dicho sea de paso, de la única manera como puede enseñarse la palabra de Dios por revelación. Esta exactitud, significa que Apolos la tenía) …lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.
(26) Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga. (Esto quiere decir que este hombre también tenía coraje. No era un individuo de esos que anda por la vida dando lástima o como pidiendo permiso. Con todos estos ingredientes, ¿Cuántos creen que el de Apolos era un buen ministerio?
Ahora regresemos al principio: cuando Pablo llega a Efeso, se encuentra con que éste era el ministerio que estaba establecido. Aquí, entonces, es un buen momento para repetir un concepto: hoy también hay muy buenos ministerios, que venden muchos CD, DVD, videos y libros, que ocupan sitios muy importantes en la televisión cristiana y hasta en la secular, que enseñan cosas buenas, aunque pueden no estar actualizados. ¿Por qué digo esto? Ya lo va a ver.) …pero cuando oyeron a Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.
¡Aquí lo tiene! ¿Se da cuenta? Esto es la confirmación de lo que hemos venido señalando. Es posible estar muy bien preparado y, sin embargo, no estar actualizado. - ¡Pero hermano! ¿Usted me quiere decir que la palabra de Dios va cambiando y se debe actualizar? – No. La palabra no cambia, pero las formas de revelación sí.
De paso le digo que, lo que estamos viendo aquí, le pondría los cabellos de punta a muchos de esos machistas que pretenden mantener a las mujeres lo más lejos del púlpito que puedan. Porque es precisamente una mujer la que se atreve a actualizar al mejor ministerio de Efeso, a la estrella evangélica de la ciudad…
Dice que lo llevaron aparte y le enseñaron, más exactamente, como ministrar en este tiempo presente. Reitero lo dicho: es posible saber mucho y no estar actualizado. Cuidado si usted se da cuenta que anda así.
Mucho cuidado, líder. Porque Dios seguramente le va a arrimar a alguien al cual, quizás, jamás le ha prestado usted más atención que la que se le puede prestar a una hormiga. Sin embargo esa, exactamente, será la persona indicada para actualizarle en el tiempo presente.
¿Se imagina la cara de Apolos cuando Priscila le dijo que lo felicitaba por su fuerza y su vigor, pero que en realidad andaba un poco fuera de onda? Yo me pregunto qué sucedería, hoy, en algunas de nuestras congregaciones, con un hecho de estas características.
Una mujercita anónima, humilde, vulgar, encarándose con el tremendo pastor, lleno de prestigio y admirado por todos, para decirle que sí, que está todo bien, pero que su mensaje es viejo. ¿Qué piensa usted que haría ese hombre? ¿La escucharía con atención o la haría disciplinar, inmediatamente, por insujeta?
Ahora hay algo claro: esto le demuestra que ese principio, funciona. Es posible estar entendido en la palabra y, sin embargo, necesitar de su hermano para actualizarse. Nos necesitamos los unos a los otros. Todos, sin distinciones. Sin diferencias nicolaítas de laicos y ministros. ¡Oh! ¡Qué difícil es que ellos entiendan esto!
Vemos, entonces, que ese es el mismo problema que tenemos hoy. Anda mucha gente por allí, todavía, enseñando cosas que nadie podría decir que están mal o que no sean bíblicas, pero sí que no están actualizadas y que no tienen nada que ver con el mover presente de Dios.
El máximo problema de todo esto, es que esos muchos de los cuales le hablaba, encima que no están actualizados, no creen de ninguna manera que deban estarlo. “Dios es el mismo ayer, hoy y siempre”, le dicen. Es cierto, pero ese es Dios, no sus movimientos.
¿Lo está entendiendo? Pero hay gracia para la verdad presente a través de ministerios que Dios está levantando. Claro que estos ministerios no se levantan en ciudades religiosas. Nunca los va a encontrar allí. No está en la Biblia, ni hoy tampoco. Veamos ahora qué es lo que hace Pablo cuando llega a la ciudad y encuentra esta situación.
Primero tengo que pintarle cual era la situación. Hay una ciudad entera endemoniada por Diana. Todo el mundo, allí, está en prosperidad, hay mucho comercio y el dinero corre en buena medida. Están en la verdad bíblica; establecidos bíblicamente.
Además, ya lo ha visto, está predicando gente muy elocuente e indiscutida. Allí es donde Pablo llega a la ciudad. Leímos en los versos del 1 al 6, que ellos conocían un solo bautismo. Entonces Pablo comienza a actualizarlos un poco más, ministrando en la sinagoga. Oiga:
(7) Eran por todos unos doce hombres.
(8) Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del Reino de Dios.
¿Cuántos se dan cuenta que llegó el mensaje a Efeso? Fíjese y preste atención: todo andaba muy bien hasta que llegó alguien y dijo: El reino de Dios se ha acercado. Porque Pablo llegó precisamente a eso: a predicar el único mensaje que conocía: el Reino de Dios.
Y comienza, dice la palabra, a discutir y persuadir. Esta palabra, DISCUTIENDO, allí, es la palabra RAZONANDO. No es una discusión como las que usted puede ver a menudo entre católicos, evangélicos y Testigos de Jehová.
Tampoco es una discusión como las que puede ver entre evangélicos de distintas denominaciones, donde por poco salen a los golpes santos, aleluya, gloria a Dios y que Dios te bendiga. Pablo, por tres meses, entró al valle y, en el valle, anduvo en la iglesia. Tres meses. Razonando y persuadiendo. ¿Y que pasó? Mire ahora; es clave.
(9) Pero endureciéndose algunos y no creyendo,(Estamos hablando de gente de la iglesia, ¿eh?) maldiciendo el camino delante de la multitud, (Leyó bien. ¡Maldecían el mensaje que les estaban predicando! ¡Y de frente, a la vista de todos, sin pudores ni vergüenzas por “el que dirán”!
¡Que gente tremenda era esa! ¿Cómo podían atreverse a tanto? ¿Cómo podían? Bueno…en fin…Hoy también lo estamos haciendo, aunque un poco más en silencio, desde atrás, murmurando, simulando. Es que somos más…sobrios, ¿No cree? ¿O tendrá otro calificativo?
Mire: Dios ha revelado algo con respecto a la blasfemia. A veces indagamos o buscamos para ver que es o cuál es el pecado de blasfemia. No creo que haya mucho de esto, porque la gracia de Dios es tan grande y tan espesa que cubre a una multitud. Pero sí hay blasfemia.
Blasfemia fue mencionado en la Biblia, cuando Cristo trajo un mover nuevo que fue confundido con algo hereje o satánico. “¡Tú no estás ministrando de parte de Dios!”, le decían. “¡Tú estás ministrando por Belcebú!”.
Cuando Dios le trae a usted un mensaje presente y usted, que es la iglesia, considera que no es de Dios, usted está blasfemando. Y ese, mi hermano, es según la Biblia, el único pecado que no se perdona. Nada que ver con ser divorciado, haber sido prostituta u homosexual en su vida anterior de incrédulo.
Claro está; hay veces que, efectivamente, no es Dios, pero cuando usted se equivocó, blasfemó. Eso nos libera de muchas cosas. ¿Qué es blasfemia? Mire; lo que sí sé es que es el único pecado que no s perdona, así que más bien que nos tiene que preocupar un poco, ¿No le parece?
Puede haber gente, allí, en el punto del planeta que sea, ahora, leyendo esto, que no quiere recibir lo que Dios está haciendo, sólo porque lo que Dios está haciendo no coincide con lo que su denominación le ha enseñado.
Entonces, actúan de un modo bastante alejado a la discreta observación, todo lo contrario. Se enojan tremendamente, se llenan de odios y rencores religiosos (Que son los peores); y salen raudamente al ataque. Blasfemia. Individual y congregacional. ¿Adonde está parado usted? ¿Lo sabe?
Dice que se apartó Pablo de ellos. Rearmemos la escena. Pablo fue a la iglesia, razonando y persuadiendo, Estableciendo, fortificando. La gente no quiso oír su mensaje y Pablo, entonces, decidió apartarse de ellos.
Retiró la gracia de su ministerio de la iglesia. Cuidado: no he dicho “la cobertura”. Usted sabe que no existe tal cosa, aunque esté muy de moda en nuestros ambientes y se enseñe con validez y nivel de verdad bíblica por excelencia aunque no figure en la Biblia.
Retiró la gracia ministerial, que sí existe y es otra cosa. Es aquello que deja impregnado un lugar, (Que puede ser físico o virtual), con lo que esa gracia posee. Ejemplo: si usted, al terminar de leer este estudio u otro, siente enormes deseos de salir a contárselo, a enseñárselo, a mostrárselo a otros, usted ha sido bendecido e impregnado con la gracia del ministerio del maestro, no mía personal. Entienda.
Nosotros, hoy, en nuestra inmaculada misericordia, que suponemos debe ser mayor que la de Dios mismo, nos hubiéramos quedando orando meses y meses, “para que el Señor los cambie”. ¿Alguna vez oyó o participó en una oración donde se le pedía a Dios que cambiara a alguien? Pida perdón ya mismo, eso es hechicería. Pablo no anduvo con rodeos ni vueltas, se fue y a otra cosa.
Fíjese que en otra ocasión, y está por allí por el capítulo 20, Pablo dijo: “Me voy, simplemente porque no quieren oír”. Aquí es donde Pablo entendió un principio: es imposible echar vino nuevo en odres viejos. Si es imposible, entonces, ¿Para que intentarlo? Recuerde que si Dios no edifica la casa, en vano es que lo intente por la suya. Si es Dios quien edifica, arrasa con todo lo extraño.
Dice que se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos. ¡Un momento! Entienda bien lo que pasó. Fue a la iglesia, predicó el mensaje del Reino, mil no le creyeron, pero doce sí le creyeron. ¿Qué hizo? Se fue y se llevó a los doce. Dividió la iglesia y se los llevó. ¿Qué se hubiera dicho hoy en las organizaciones evangélicas de la actitud de un hombre así?
…Discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. Veamos: se llevó a los que entendieron y creyeron y dejó a los otros que se murieran en su propia doctrina. Como ético, podrá parecerle a usted que no lo es demasiado, pero lo lamento mucho, es Biblia pura.
La Biblia no sabe ni habla nada de “respetos” apartados de la voluntad, el propósito y hasta la palabra de Dios. No será muy ético, esto, entre los líderes, pero es Dios y punto. Si dios es el que edifica la casa, demuele y no contiende con el hombre para siempre.
Hay un tiempo para abrazar y abrazarse a lo que Dios está haciendo, la nube continúa moviéndose. Hay una urgencia en el sentido de lo espiritual. En el ámbito espiritual se siente el poder de la voz de Dios.
No es cuestión de: “Y sí…puede ser…habrá que estudiarlo…” ¡¡No!! ¡Se va y se lleva el equipamiento! Pablo se llevó a los doce. Y en la escuela de Tiranno, dice el verso 10, continuó por espacio de dos años. El original dice: “dos años, todos los días, de diez de la mañana a tres de la tarde”. Razonando y persuadiendo. ¡Con doce hombres! Note que el éxito no se mide por números.
Escuche: Pablo, el mejor ministerio del momento, con doce hombres. Y la iglesia constituida llena, abarrotada de gente. Y Pablo en una esquina, con doce hombres. Razonando y persuadiendo. Cinco horas diarias, siete días a la semana.
No acepta invitaciones de otras iglesias, ni de congresos, ni de conferencias. “Ah, no, no puedo; estoy muy ocupado”. Doce hombres. La iglesia de hoy, diría: ¿Ves? ¡No tiene a nadie con él! ¡Un pequeño grupillo que da lástima!
¿Has visto? ¡Te lo dije! ¡No podía ser de Dios! ¿Adonde quedó la gente? ¡Aquí! ¡Estamos bien, no te preocupes! ¡Mira adonde está! ¡Lleva un año allí y no le ha crecido la iglesia! ¿Te das cuenta quien tenía razón? La Biblia es la Biblia, pero tampoco es cuestión de tomarla tan en serio. Ha pasado mucho tiempo desde que fue escrita y muchas cosas, hoy, son diferentes…
No nos engañemos. Para que hoy lo inviten a usted a predicar en las iglesias más grandes, usted debe arrastrar multitudes o tener otra iglesia más grande que la que lo invitó. ¿A quien se le podría ocurrir invitar a un pastorcito de una congregación de doce muertos de hambre?
¿Cómo va a hablar la voz de Dios, si nadie lo está siguiendo? Allí está el punto. Mucha gente, hoy, es mucho más proclive a seguir a gente carismática, supuestamente exitosa, sin importarle si es humanista o materialista, que a verdaderos ungidos, que contrariamente a estos manipuladores de las emociones cristianas, jamás adulan ni envalentonan irresponsablemente a la gente.
Ellos, más bien, la confrontan con sus asignaturas pendientes, en el marco de una exhortación tan necesaria como efectiva, ya que es la auténtica verdad y es la verdad y no un lindo discurso el que lo hará libre a usted. ¿Va a creerle? ¿Va a aceptarlo? Clave para eternidad.
Tengo palabra de Dios…¿Ajá? ¿Y adonde tiene su iglesia? Bueno…mire…yo no tengo iglesia…sólo llevo adelante un ministerio pequeño, sustentado con su palabra. ¡Pero eso es muy pobre! ¿Cómo va a entender mi gente que usted trae palabra de Dios si apenas sobrevive?
La gente no sabe lo que es un alfolí. No sabe que el alfolí es el lugar en donde está el alimento y que es allí donde tiene que diezmar, no en esas iglesias muertas, sin alimento de ninguna clase, sólo porque así se lo enseñaron de pequeños, aunque Malaquías esté diciendo otra cosa.
Este verso, tan utilizado para introducir la mano en bolsillos y billeteras culpables, tiene en su primera expresión, un mensaje para cada sector. Primero para la oveja, luego para su cuidador. …Traed todos los diezmos al alfolí. Para la oveja, para el pueblo, para ti y para mí.
…Y haya alimento en mi casa. Para el predicador, líder, maestro, pastor o lo que sea. Y alimento, que yo sepa, es solamente la Palabra de Dios, no letra bíblica inexpresiva, fría, hueca, académica, teológica y mucho menos humanista o psicológica.
Conocí a un pastor que estaba total y absolutamente convencido que sus sermones eran de singular alimento para su iglesia. Sin embargo, solamente eran alimento informativo, ya que esos mensajes eran verdaderas clases de historia hebrea. Nada que ver con Palabra…
Ahora entienda otra cosa: Pablo lleva dos años en Efeso y nunca ha orado en contra de Diana. Nunca se gastó ni siquiera un segundo en hacer un mapeo espiritual de la ciudad. Nunca se entretuvo en investigar que clase de demonio era el que llevaba más tiempo en Efeso.
Porque el enemigo tiene una manía que es tan vieja como él, pero que no cambia simplemente porque todavía le da excelentes resultados. Arroja una granada de mano allá y ¡Púm!, allá va toda la iglesia a ver como es la explosión.
Y mientras la iglesia anda por el campo viendo los daños que ha producido esa explosión, él se introduce en la ciudad y le hace un enorme estrago en un instante. Recuerde una vez más esto: Si Dios edifica la casa, la ciudad está protegida. Entonces, ¿Qué se supone que podría estar haciendo Pablo allí, con doce individuos, razonando y persuadiendo? Simple: edificando la casa.
Ahora bien: la palabra PERSUADIR significa, en el hebreo, ENDOCTRINAR, inducir o tranquilizar para conseguir una reforma mental. Cinco horas diarias endoctrinando, para producir una reforma mental en el creyente.
Recuerde que los ministerios son para equipar a la gente, no para hacer famosos y ricos a los ministros. Aquí estamos viendo esos principios en plena operación. ¡¡Hermano!! ¡¡Es que tengo un ministerio profético!! ¡Que bueno, hermano! ¿Puedes enseñarme lo que Dios ha hecho contigo?
¡¡Hermano!! ¡Es que hay que pagar un precio! ¡El señor me lo ha dado a mí, porque yo he sido fiel! ¡Tú, si lo quieres, debes orar y ayunar para tenerlo! Pregunto una cosa: ¿Se supone que al proceder así, está usted perfeccionando a los santos y edificando el cuerpo?
Porque Efesios 4:11 dice que para eso Dios le regaló a usted, sin que usted se lo mereciera, ese ministerio. ¡Mucho cuidado con lo que hace con él! Puede regresar y sacarle todo lo que le ha dado. Entonces, después ya sé lo que usted hará. Lo mismo que andan haciendo tantos y tantos por allí: proseguir ese ministerio sin Dios, a pura carne.
Es decir que la guerra espiritual de Pablo, era una guerra mental con la gente, no espiritual. Con mucho cuidado, porque esto no cancela la oración. Tampoco cancela el atar y desatar. Sencillamente es superior.
Porque si no edifica una mente madura, el demonio que usted ata hoy, mañana vuelve a operar en esa mente inmadura que le da lugar y entrada. Hay gente que gasta, no digo pierde, digo gasta, toda su vida tratando de identificar mejor a los demonios para poder batallarlos más específicamente y así tener certeza de derrotarlos y sacarlos fuera de donde quiera que estén.
¿Está mal? No, no está mal. Que lo haga si quiere, pero sería mucho más inteligente y maduro tratar de identificar más al señor en usted que a los demonios fuera. Porque si usted tiene al Señor perfectamente identificado en usted, no hay demonio que se resista aunque usted ni sepa como se llama.
Sin embargo, la verdadera fuerza que aquí tiene esta palabra, PERSUADIR, es que él persuadía por una certeza interna. Esto quiere decir que lo que Pablo ministraba, tenía una convicción, una certeza que hacía imposible no recibirlo. Sencillamente porque toda su ministración evidenciaba que eso venía realmente de Dios.
Había una certidumbre, estaba totalmente convencido. No se olvide que convicción es algo que no se puede explicar en ninguna escuela. Es algo así como: “Yo sé que sé, y no puedo explicarte como es que lo sé”. Convicción. El mundo a través de sus pensadores ha escrito algo que no puede no ser bíblico, pero que sirve para llamarnos la atención: “¿Pecado? Pecado es todo aquello que se hace sin convicción”.
Lo cierto de todo esto es que Pablo estaba total y absolutamente solo, en medio de unas desventajas grandísima, donde cualquiera de sus colegas le hubieran dicho: ¡Tú eres un loco! ¿Cómo se te ocurre tener una iglesia con doce hombres?
¡Tú tienes un ministerio internacional, Pablo! ¡Estás pasando vergüenza con esos zaparrastrosos! ¡Ven con nosotros, que en un mes te ponemos en todos los canales cristianos de televisión!
¡Allí vas a poder predicarle a millones! Tendrás que cambiar algunas cosas muy pequeñas en tus mensajes, claro, pero lo que importa es llegar a las multitudes! ¡No pierdas más el tiempo con esos doce! ¡Tu contrato incluye casa y auto! ¿Cuántos hombres de Dios serán capaces de resistir este ataque que de macabro no tiene nada, al contrario?
Pero Pablo estaba internamente persuadido de su mensaje, aunque nadie en el círculo religioso de Efeso le creyera. Estoy hablando del siglo veintiuno, no del año 30 después de Cristo. ¿Sabe usted que difícil se le hace a alguien andar por allí, hoy, con una palabra que no es la que se predica masivamente en las iglesias, acompañado por gente de esa que nadie quiere ver ni pisar por los templos, y con el descreimiento casi unánime de los más “grandes”, de los que mueven multitudes en su sociedad? Sólo una enorme convicción puede sostener a un hijo de Dios en esas condiciones.
La segunda palabra, DISCUTIR, le recuerdo, era la palabra RAZONAR. En el original es la palabra DIALEGOMIA. DIA, que significa “a través” y LEGOMIA, que es de donde proviene LEGO, de donde vienen los bloques legos.
Pablo endoctrinaba, inducía, reformaba mentes por medio de una certidumbre interior, a través de una conversación constructiva. Y Dios dio apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, para construir, edificar y capacitar gente.
Aquí es donde vemos otro principio operando. Pablo estaba edificando, no había una palabra ociosa en su ministerio. No estaba pendiente del fútbol o de la política, o de la cultura para “enriquecer” sus mensajes. Y no digo que aquello sea malo, digo que él tenía otras prioridades y todas sus conversaciones eran otras. No perdía su tiempo.
Hubo una revuelta en la ciudad de Efeso. Todos los artesanos se declararon en quiebra. Sencillamente, ¡Quebraron! LA diosa fue destruida y rompieron todos los ídolos. Y Pablo no ministraba en la iglesia.
Tampoco andaba por allí atando y sujetando a Diana y ganándose enemigos innecesariamente. Vamos a confirmar esto. En el capítulo 19 del Libro de los Hechos, en el versículo 37, el procónsul está hablando de pablo, y dice:
(Verso 37)= Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.
En otras palabras: Pablo no había dicho nunca absolutamente nada en contra de Diana. Fue destruida. Los ídolos, el templo, toda la mercadería fue destruida. Todo lo que tenía que ver con la idolatría, cambió. Y Pablo sólo había ministrado a doce hombres. Si Dios edifica la casa…
¿Se imaginan la escena? La gente pasaba por la puerta de esa mini-iglesia, los miraba y decía: ¿Estos son los culpables? Fíjese que luego, Efeso, fue tremenda. Fue la única iglesia operando en cinco ministerios, y la única que Dios, en Apocalipsis, en su mensaje a las siete iglesias, la reconoce por detectar falsos apóstoles. ¿Sabe usted por qué podían reconocer a falsos apóstoles? Porque tenían a uno genuino.
(Verso 21)= Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.
Esta frase que está allí, “pasadas estas cosas”, en el griego, dice que él premeditó deliberadamente lo que hizo. Esto quiere decir que; cuando cumplió lo que se propuso en su corazón, recién se quedó tranquilo porque eso y no otra cosa es lo que él sabía que tenía que hacer.
Y estuvo muy lejos de evaluar o especular con los riesgos. Lo hizo y se termino la historia. Porque ya se habrá dado cuenta usted, si es algo perspicaz, que tampoco fue ninguna casualidad que fuera a Efeso y operara de la manera en que lo hizo.
Fue con esa estrategia. Y funcionó tan bien, que dice: si esta tecnología espiritual funciona aquí me la llevo para Acaya, me la llevo para Macedonia y si me da tiempo voy a Roma y hago lo mismo allá. Si Dios edifica la casa, la ciudad está protegida.
Ahora bien: hace mucho tiempo y no menos cantidad de estudios, que venimos diciendo la misma cosa. ¿Todavía no se ha hecho usted la pregunta básica? Entonces hágala conmigo ahora, en este mismo momento: ¿Por qué sabemos que está protegida?
(Hechos 20: 25)= Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.
Aquí, como puede verse con total y absoluta claridad, Pablo está comenzando a despedirse de lo que ha sido su “gloriosa” iglesia de nada menos que doce miembros. ¡Todo un pastor exitoso! ¿Hubiera tenido futuro, Pablo, en cualquiera de nuestras organizaciones?
(26) Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos.
¿Cómo es posible que si sólo ministró a doce personas, esté libre de toda la gente de Efeso? Por causa de estar operando el principio que hemos venido estudiando: si Dios edifica la casa, la ciudad está protegida.
Porque una ciudad se protege no con mayor cantidad de policías, no con mayor cantidad de controles, sino con creyentes maduros que colaboren con el Señor en la edificación de la casa, no estorbando con sus “excelentes” ideas personales.
Jamás se olvide usted que los cinco ministerios: (Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros), que es como decir EL ministerio de Dios, sólo existe para madurar gente. Las cosas han cambiado bastante ya, y siguen cambiando, y seguirán y seguirán.
¿Sabe por qué? Porque Dios está edificando la casa. ¡Gloria a Dios por todos los siervos fieles que aportan lo suyo para esa edificación! Y misericordia para los restantes, que solamente están molestando y obstaculizando la edificación por causa de sus cegueras espirituales.
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