En la pre-ciencia de Dios, el Señor ha designado un diseño de gloria para nosotros. En ese conocimento anticipado de las cosas futuras que han de venir, Dios el Padre ha visto y preparado de antemano buenas obras para nosotros.
Hay diseños de luz que el Señor ha preparado sobre nuestras vidas, para que de acuerdo a esos planes andemos hasta llegar al lugar de conquista.
En Hebreos 10:5-7 dice: "Por lo cual, entrando en el mundo dice: sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí."
Yo quiero que tú entiendas algo, y es que el Padre no está interesado en un sacrificio que hagamos por obligación, sino por obediencia. Dios nos preparó un cuerpo, nos preparó un camino nuevo y vivo para que caminásemos sobre él, pero el Señor no espera de nosotros que lo hagamos de manera obligada.
Dios no está interesado en que cuando estemos en la iglesia, y el pastor diga que es hora de diezmar y ofrendar, lo hagamos para agradar al ojo del hombre. Porque si lo hacemos con esa mentalidad, nuestra ofrenda posiblemente sea recibida en la iglesia, pero no será recibida en los cielos.
¿Sabías que llegó un momento en donde Dios se cansó del sacrificio y el holocausto? Porque se perdió la esencia del mismo, y en vez de ofrecerse como un acto de reconocimiento a la santidad de Dios, y que solamente El nos santificaba, pasó a hacerse de manera religiosa, al igual que un hecho repetido que carecía de significado.
Y muchas veces nosotros hacemos la voluntad de Dios más por temor a ser castigados que por amor al Señor. Cuando hacemos la voluntad de Dios por miedo al castigo, no estamos siendo obedientes sino que estamos siendo manipulados y sujetados a la servidumbre del temor.
Porque obediencia sin amor es sujeción al temor. A Dios no le interesa que le obedezcamos por temor, sino por amor. Dios recompensa nuestra obediencia.
El pasaje de Hebreos habla de cuando Cristo entró a la tierra a cumplir la voluntad de Dios. Cristo vió que el ritualismo no complacía al Padre, y entonces dijo: "Mi Dios, vengo para hacer tu voluntad, como está escrito en tu libro sobre mí".
Es como si estuviera diciendo: "Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero cuando me decido y hago tu voluntad, eso es lo que te agrada". Cuando espontáneamente yo decido entregarme como un sacrificio vivo y santo, cuando mi ofrenda no es nada que yo pueda entregar sino mi propia vida sujetada a la obediencia a Cristo, entonces estoy agradando al Padre.
El autor de Hebreos está citando Salmos 40:6-8, que declara lo siguiente: "Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: he aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón."
La Nueva Versión Internacional dice: "A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero me has hecho obediente..." (Salmos 40:6 NVI). ¿Sabes cuando Dios nos hace obedientes? Cuando llevamos Su ley dentro de nosotros. Cuando Su palabra habita en nuestros corazones.
Tienes que entender que en el libro de Dios está escrito tu nombre, con un diseño tremendo para tu vida. Cuando caminas en obediencia a Dios, estás atrayendo ese diseño y el cumplimiento del mismo. "Como está escrito en el rollo sobre mí, así haré. Como el rollo del Señor lo declara, así lo haré".
Cuando entiendes lo que está escrito en el rollo sobre ti, es cuando decides hacer cumplir esas palabras sobre tu vida. Por eso Cristo dice en el Padre nuestro: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así sea hecha en la tierra". Porque cuando decimos "venga tu reino" estamos declarando sobre nosotros que no queremos gobernarnos a nosotros mismos, sino que sea el Señor que gobierne nuestro caminar.
Y cuando decimos "hágase tu voluntad, como en el cielo, así sea hecha en la tierra", estamos diciendo que queremos que los diseños celestiales desciendan sobre nuestras vidas.
Cuando viene un pleno entendimiento de que la voluntad de Dios es buena y perfecta, entonces ya no obedeces por temor, sino por amor a Aquel que te llamó a caminar sobre buenos caminos y sobre buenas tierras. Cuando comprendes que hay algo grande preparado para ti, algo mejor y más excelente, entonces la obediencia se te hace fácil, porque confías en Dios.
Pero todo esto viene cuando el rollo del Señor está en tu corazón. Viene cuando la palabra de Dios y el fruto del Espíritu están en tu corazón. Y para lograr esto debemos hacer lo que dice Hebreos 10:8-9: "Diciendo primero: sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: he aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último".
Luego de que viene la obediencia, debo quitar lo primero para establecer lo último. Debo quitar mi voluntad, para establecer la voluntad de Dios en mi vida. Debo quitar la mentira, para establecer la verdad de Dios. Debo quitar la ira, para establecer la mansedumbre del Señor.
A nosotros nos toca obedecer, quitando las cosas primeras, para establecer las últimas. Nos toca hacer morir la carne yendo voluntariamente a la cruz de Cristo, para que la vida nueva de Jesús se manifieste en nosotros. Debemos dejar que Dios quite lo viejo, y que ponga lo nuevo en nosotros. Debemos permitirle al Espíritu que quite lo viejo, y establezca el nuevo orden de Dios en nosotros.
Nuestra oración debe ser: "Señor, quita lo viejo, y pon lo nuevo. Quita lo viejo, y establece lo nuevo. Llévate al viejo hombre, y establece al nuevo hombre. Llévate la vieja mujer, y establece la nueva mujer conforme al diseño de Cristo. Quita lo que no sirve, y pon en mi lo que sí sirve, que proviene de tu reino. Quita la inmundicia, y pon la santidad".
En el rollo del Señor está escrito sobre nosotros. En el libro del Señor están las palabras proféticas sobre nuestras vidas, y nosotros somos los encargados de hacer que esas palabras se cumplan sobre nosotros. Oye, hay una obra nueva que Dios quiere relizar sobre tu vida, sobre tu familia, sobre tu negocio, sobre tu ministerio, y solo depende de una entrega en obediencia que ejecutes en esta hora.
Cuando hacer la voluntad de Dios te agrada, el rollo se desenvuelve sobre tu vida, trayendo luz de los planes de Dios para tu diario andar. Esta es la palabra que tengo hoy para ti: cosas nuevas quiere el Señor hacer contigo. Escudriña el corazón de Dios, busca su rollo y entenderás cual es el diseño para ti.
Algo grande está a punto de ocurrir en tu vida.
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