sábado, 4 de diciembre de 2010

SIEMPRE FIRMES Y ADELANTE

Lucas 9:57-62 57 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 60Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. 61Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.62Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Cuando un labrador está arando un campo no debe mirar hacia atrás sino hacia delante; de lo contrario y debido a que el arado es fácil de desviarse porque es de madera liviana, el surco le saldrá torcido y el suelo que está arando no quedará bien preparado para una siembra ordenada. De la misma manera quien vuelve la vista atrás, después de empezar el Camino de la fe, no es apto para seguir a Cristo, porque el que no sabe arar, tampoco sabrá sembrar y como consecuencia de esto su cosecha será escasa o nula. Además el que continuamente vuelve los ojos atrás, pronto volverá también los pies y se apartará del camino recto. El apóstol Pablo es un buen ejemplo de alguien que no miraba hacia atrás sino adelante. Filipenses 3:13 y 14 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
En el relato de Lucas vemos las tres clases de obstáculos que una persona puede hallar:
1) Las comodidades materiales, 2) El trabajo o las actividades cotidianas y 3) Los compromisos familiares y las amistades. Lo que El Señor nos dice es que no puede ni debe haber estorbo en responder sí al llamado de Cristo y que todas las otras cuestiones deben pasar a un segundo plano. Primero está el Señor y su llamado a nuestras vidas y luego todo lo demás.
Además de esto Dios quiere que cortemos con las amarras que muchas veces atan al pasado a una persona. Algunos tienen su corazón anclado en el ayer, siempre están mirando de reojo y con nostalgia lo que quedó atrás. Son los amigos del “Todo tiempo pasado fue mejor”. Pero Salomón nos dice claramente:
Eclesiastés 7:10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.
La siembra correcta es aquella que realizamos poniendo la mirada en aquello que Dios mira. Un hijo de Dios no marcha jamás hacia el poniente sino hacia la aurora. La consigna del reino de los Cielos no es ¡Atrás! Sino ¡Adelante!
Pero el riesgo de una mala siembra no solo está en el mirar atrás, sino también en mirar hacia el costado. Si bien el arado no se torcerá tanto como cuando se mira el ayer, igual se tuerce si por mirar que nos rodea apartamos la vista de hacia donde vamos. Porque allí podemos ver la realidad muchas veces adversa, y eso puede cargarnos de amargura, impaciencia, enojo, frustración y desánimo. Amados hermanos ese es un riesgo que no debemos correr. Que no nos pase lo que a Pedro. LEER Mateo 14:28-30
Bastó que Pedro dejara de mirar a Jesús para empezar a hundirse. Hermanos, seamos sabios y hagamos caso a lo que nos manda el escritor a Hebreos.
Hebreos 12:1 y2(A) 1Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,…
Porque el riesgo de mirar al costado cuando sembramos nuestros surcos nos puede llevar a otro error muy común. Mirar a los demás. Cuando usamos demasiado tiempo en ver lo que hacen otros podemos correr el riesgo que supone el compararnos a los demás. Y siempre habrá alguien a quien le van mejor las cosas y eso puede motivar celos o envidias, creando en el alma una sensación de estancamiento o retroceso, llenando el corazón de ira o depresión. O por el contrario, compararse con alguien que está mucho peor y eso puede llevar a una jactancia u orgullo de creernos más que los otros cosa que nada tiene que ver con una actitud espiritual.Para evitar ese riesgo recordemos las sabias palabras de Pablo. Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Hermanos ocupémonos que nuestros surcos sean rectos delante de Dios, cada uno responderá por como haya sembrado.
Gálatas 6:7 y 9 7No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Y por último cuidémonos de mirar hacia el costado buscando apoyarnos en la ayuda de los demás. Si cometemos ese grave error nos pasará lo que al rey Saúl.
1 Samuel 13:10-13 10 Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. 11Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, 12me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. 13Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tú Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
Por haber puesto su confianza en sus hombres desvió su mirada del Señor, dudó de la palabra de Samuel y terminó cometiendo una grave transgresión a la ley divina. La consecuencia fue que Dios le quitó todo su apoyo y respaldo. Dejó de mirar a Dios y se quedó con las manos vacías. Hermanos jamás pongamos nuestra confianza en la ayuda humana, ese error no trae más que quebranto y fracaso. Recordemos la espera en vano del paralítico de Betesda.
Solo existe una sabia manera de seguirlo al Señor. Sin prisa pero sin pausa. Mirándolo solo a Él. No buscando en el ayer lo que Dios nos ha preparado para el mañana. Y pidiendo al Espíritu Santo que ponga sus manos sobre las nuestras y recién ahí tomemos el arado para seguirlo a Dios, sin demoras, ni condiciones ni excusas ni reparos.
¡Una siembra correcta hará que nuestras cosechas sean superabundantes!
Gálatas 5:22-2522Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, PACIENCIA, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.25Si vivimos por el Espíritu, andemos (Marchar como militar) también por el Espíritu.

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