EFESIOS 6 : 17
"Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios"
“Ciertamente la Palabra de Dios penetra hasta dividir el alma y el espíritu hasta las coyunturas y los tuétanos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” HEBREOS 4:12
Convendría recordar que estamos hablando de una parte de la Armadura de Dios, que es espiritual.
Por lo tanto los elementos que la componen también son espirituales. En este caso la espada de dos filos está representando a la Palabra de Dios.
Por ejemplo en Efesios 6:17 y Hebreos 4:12 (entre otros), en griego la llama “mákhaira”, y se utiliza para hacer un trabajo fino y delicado, de ayudar a alguien que tiene un problema espiritual.
Y en Apocalipsis 2:16, 6:8, 19:15, 21 es llamada “Romphaia”, y es utilizada para herir y matar.
Podríamos deducir que tanto la espada como la Palabra de Dios, también puede ser para ayudar, consolar, para instruir en justicia, etc.
Pero bien sabemos que hay quienes usan mal la Palabra de Dios, y en este caso hieren y matan.
Por eso Pablo le escribe a Timoteo (2ª TIMOTEO: 2:15) para decirle “usa bien la palabra de verdad”
A través de esta lección queremos aprovechar a dar ese mismo consejo, porque con la Palabra de la Biblia debemos ayudar, pero podemos herir, justamente a quien necesita sanidad interior.
Esta parte de la Armadura está citada en último lugar, posiblemente dada la delicadeza con que hay que tratarla.
Cuando el cristiano esgrime la espada de la palabra, no es la espada del juicio, sino aquella palabra de verdad, el evangelio de salvación, el evangelio de la paz.
Estamos hablando del Poder de la Palabra de Dios.
Pero si tienes dificultad para creer que si cuando das una palabra de Dios tiene poder, te invitamos a que la compares con “las palabras” que salen de tu boca
¿Qué efecto le produce a alguien a quien insultas?
Si acostumbras a llamar tonto a un niño, ¿Crees que con el tiempo eso no le afectará?
Esto significa que la palabra de tu insulto tuvo poder.
¿Pueden nuestras palabras modificar el ánimo de quienes nos escuchan?
Podemos animarles. Podemos entristecerles. Podemos ofender.
Dice el Apóstol Santiago que lo que habla nuestra lengua puede ser un fuego encendido por el infierno.
En cambio, ¿Qué efecto produce una palabra de consuelo al que está sufriendo un dolor?
Esa palabra calmó a la persona.
Por lo tanto también tuvo poder.
A un bebé que ni siquiera entiende, la madre le habla cariñosamente, y el bebé muestra en su rostro el efecto que le produjo esas palabras.
Y si Dios nos dio semejante poder a nivel humano; ¡Cuánto más no será la Palabra que sale de la boca de Dios!
Y si Dios nos dio semejante poder a nivel humano; ¡Cuánto más no será la Palabra que sale de la boca de Dios!
Cuando Dios instala Su Palabra por su Espíritu en el corazón de la persona a la que le fue dada, convence poderosamente, convierte y consuela.
Penetra hasta dividir el alma y el espíritu
¡Cuántas veces nos encontramos con personas que creen que están haciendo bien, pero en realidad están equivocadas!
Piensan tomar decisiones que les parece que son espirituales, pero en realidad son sensaciones del alma que busca complacerse.
Grande sería nuestro problema si quisiéramos ayudar a alguien que necesita un consejo, si no tuviéramos el recurso de la Palabra que discierne lo que es del alma y lo que es del espíritu.
Por eso dice en Efesios que esta parte de la Armadura de Dios, es la Espada del Espíritu. O sea la Palabra de Verdad, la que viene del Espíritu.
La que, con la misma agudeza que un cirujano usa su bisturí, puede revelar lo que somos y lo que no somos en nuestro ser interior. Penetra la médula de nuestra moral y vida espiritual. Discierne tanto lo bueno como lo malo.
Siempre será bueno aconsejar que no sólo tendrán que oír la Palabra de Dios, sino que también la tendrán que aplicar.
¿Se imaginan a un médico que está atendiendo a un enfermo que le diga la enfermedad que tiene y lo manda para su casa?
Eso no basta, también tendrá que darle el medicamento, las instrucciones para tomarlo, y por su parte, el enfermo deberá obedecerle.
Pensamientos e intenciones
La Palabra inspirada de Dios, es la única fuente definitiva de sabiduría, conocimiento y comprensión de las verdades más importantes. La única que puede libertar al oprimido. La única que puede discernir los pensamientos y aún las intenciones del corazón.
Muchas veces, con el afán de que alguien se convierta, les hablaremos con un lenguaje conocido por nosotros, pero para ellos totalmente sin sentido,
Es posible que quienes nos escuchen, por no pasar vergüenza, nos digan a todo que sí, pero mientras hablamos, esas personas están pensando en cualquier otra cosa, y quién sabe lo que guardan en su corazón.
¿Cuál es nuestro respaldo de poder en el que nos apoyamos?
¿Será en nuestra capacidad para hablar? O ¿Nuestra seguridad de que deben entendernos porque para nosotros es normal?
¡Nada de eso!. El único respaldo que tenemos es hablar ni más ni menos lo que la escritura dice.
Esa persona pudo haber sido engañada con falsas doctrinas o mentiras. El diablo conoce la Palabra y le hará decir cosas que a usted le parecerán buenas. Pero no olvidemos lo que Jesús le contestaba al mismo diablo durante su tentación: “Escrito está”. Y nosotros tenemos que haberlo creído primero.
Jesús conoce los pensamientos y las intenciones del corazón. MATEO 9:4
Esta parte de la Armadura de Dios
es la Espada del Espíritu.
Es la Palabra de Dios,
y viene del ESPIRITU SANTO.
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