En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías ( Isaías 61) y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y sé sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: - «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» (Lucas 4,16-21).
Todos quedaron maravillados, como yo ahora casi 2000 años después. Hombre como este no ha existido nunca, ni existirá jamás!
El es el Dios, que esta vivo entre nosotros, amalo, amalo de verdad!
Dios te bendiga y te lleve por un buen camino.
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