domingo, 7 de noviembre de 2010

138 muertos, 200 mil desplazados y vuelos cancelados por la mayor erupción del siglo

Aerolíneas internacionales cancelaron ayer vuelos hacia Yakarta, capital de Indonesia luego de la virulenta explosión del volcán Merapi, en la isla de Java.
“La presencia de ceniza volcánica en las aerovías alrededor de Yakarta podría causar daños graves a nuestros aviones y motores, que podrían afectar la seguridad de nuestras operaciones”, dijo Azharudin Osman, director de operaciones de Malaysia Airlines.
Otras aerolíneas que suspendieron vuelos de manera temporal son Singapore Airlines, Cathay Pacific, Japan Airlines, Lufthansa y AirAsia.
Como consecuencia de la mayor erupción en lo que llevamos de siglo, el Merapi ha dejado en apenas dos semanas un saldo de 138 muertos y más de 200 mil desplazados, que han tenido que abandonar sus hogares para no morir quemados y asfixiados con la ardiente nube piroclástica que cubre de ceniza una amplia región del centro de la isla de Java.
Un pequeño hospital al pie de la montaña atendía a los sobrevivientes, algunos de los cuales tenían quemaduras en hasta 95 por ciento del cuerpo. La única señal de vida de un paciente, cuyos ojos estaban cegados por la ceniza y no podían ni parpadear era el movimiento de su pecho. Otros, con los pulmones llenos de ceniza volcánica, respiraban con dificultad.
La segunda erupción del Merapi, el pasado viernes, se oyó en veinte kilómetros a la redonda y arrojó una nube de gas y rocas calientes, destruyendo a su paso el pueblo de Bronggang y dejando un rastro de cadáveres de personas y animales carbonizados.
Ayer, el volcán continuaba retumbando y arrojando enormes columnas de ceniza que, al caer, cubría las ventanillas de los coches, los techos de las casas abandonadas y las hojas de los árboles a decenas de kilómetros de la montaña.
Yogyakarta, asfixiada. Yogyakarta, la principal urbe de la isla de Java, a unos 30 kilómetros al sur de la montaña, vive bajo una constante lluvia de ceniza o “lahar” que lo tiñe todo de color gris y obliga a las personas a llevar mascarillas de protección.
El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, un general retirado, supervisó ayer las operaciones de rescate y asistencia desde la oficina que ha abierto en Yogyakara para asegurarse de que las autoridades responden con rapidez y eficacia.
En Indonesia temen que se repita el desastre de 1930, cuando 1,300 personas murieron en una erupción de este monte.

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