lunes, 27 de septiembre de 2010

EL VALLE DEL JUICIO. Valles del Cedrón (Josafat), Tiropeón y Ben Hinom (Gehena)

Estos valles enmarcan la Jerusalén bíblica: el Cedrón comienza a formarse a unos dos km. al norte de la ciudad; el Tiropeón oculto hoy por el relleno de escombros y edificaciones, venía por el oeste del templo, en dirección sur, entre el Ofel o antiguo Sión (Ciudad de David) y el Sión Cristiano; El Ben Hinom o Gehena que viene de oeste a este, se une a los anteriores formando un único Cedrón con desagüe hacia el mar Muerto. Abarcan el Ofel -Ciudad de David- , el Templo y la Jerusalén de los Reyes. Al torrente Cedrón se llama también en la Biblia Valle de Josefat (Yahvé juzga), porque en él reunirá Dios a todas las naciones para ser juzgadas. De ahí que en sus laderas hayan surgido los cementerios judío y musulmán.
El valle del Cedrón, que separa la parte vieja de Jerusalén del Monte de los Olivos, se caracteriza por su paisaje áspero y singular, al que da su típico aspecto una pedregosa y áspera colina punteada sólo por unos pocos olivos y uno que otro matojo de hierbas.
El interés del valle radica en que por él pasó muchas veces Jesús, la más señalada es cuando fue del Cenáculo al Monte de los Olivos en la noche víspera de su pasión y muerte.
Hay numerosas tumbas rupestres. Además de la tumba conocida como Pilastra de Absalón, de características cobertura en forma de cono, mencionaremos la Tumba de Josafat y la de Zacarías – a guisa de pirámide –. Pero estas tumbas, se remontan al s.II a.C no correspondes a estos personajes, son piadosas tradiciones que lo transmiten.
Este valle seguramente fue testigo de algunos episodios narrados en la Biblia, [Revuelta de Absalón (2S 15,7-23); celo de la gloria de Dios del Rey Asáa de Judá (1R 15,13); posible origen del nombre de Josafat (2Cro 20,15; 2R 23,4);reconstrucción y esplendor de Jerusalén (Jr 31,38); juicio de los pueblos (Jl 4,2; Jr 25,31) ]
El valle De Ben-Hinom o Gehena fue trágicamente célebre en el A.T. por los altares consagrados a Moloc, Dios de los amonitas, a quien se le ofrecían sacrificios humanos. El piadoso rey Josías los hizo derribar; y el profeta Jeremías recoge el repudio de Yahvé a los reyes que introdujeron y ampararon esos cultos. El recuerdo de estos horrores llega hasta el tiempo de Jesús, que utiliza el término gehena o gehena del fuego como sinónimo de infierno.
La ladera suroeste de la Gehena ha sido identificada con la Hacéldama (campo desangre), comprado con las monedas de Judas y donde la tradición sitúa el fin trágico de éste apóstol, por ser un lugar maldito (Mt 27, 3-10; Hch 1, 18-19). La zona se encuentra llena de numerosas tumbas de distintos períodos, que en el s. IV son ocupadas como celdas por monjes cristianos. Una de ellas había sido habitada por san Onofre. En recuerdo suyo subsiste el monasterio griegoortodoxo.
Al sur de la Gehena se encuentra el monte del Mal Consejo, con base en una tratradición, que sitúa aquí 1a reunión del Sanedrín (Jn 11, 47-53) para deliberar sobre la muerte de Jesús. Recientes, descubrimientos hablan del hallazgo de las tumbas de la familia de Caifás en el barrio vecino de Talpiot.
Hay varios pasajes de la Biblia que lo mencionan; El valle de Ben-Hinon confluye al sur de la ciudad jebusea ( Jos 15,8); Ajaz y Manasés sacrifican hijos (2R 16,3;21,6); profecías de Isaías (Is 66, 24;7,3); Josías profanó el Tofet (2R 23,10; Jr 7,30-32).
En tiempo de Jesús se echaban en él las basuras para quemarla. En los evangelios es signo de castigo : si tu ojo te escandaliza (Mt 5,29; 18,9); No temáis a aquellos que matan el cuerpo (Lu 12,4-5); la lengua es como el fuego del ¡nfierno (St 3,6); la imagen del estanque del fuego (Ap 19,20).

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