jueves, 8 de julio de 2010

Las estrategias del diablo parte 1

Introducción
Amado hermano, todos sabemos la narración de la caída del hombre en el huerto del edén, el enemigo llegó, tentó y finalmente el hombre y la mujer cayeron en desobediencia contra Dios perdiendo la bendición que les habían proporcionado. Hoy empezaremos la primera parte de un estudio sobre las estrategias de ataque del enemigo, y nos daremos cuenta de las maquinaciones que usa para hacernos caer. Muchas veces por ignorar sus estrategias de ataque hemos caído cautivos haciendo lo que no conviene, pero desde hoy podremos decir como el Apóstol Pablo:
RV 1960 - 2 Corintios 2:11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
Así es amado hermano y hermana, el conocer la verdad nos hace libres, la palabra dice que Dios es poderoso para guardarnos sin caída (Judas 1:24), de la misma manera que Cristo Jesús venció las tentaciones, podemos vencer nosotros, el mismo poder del Espíritu Santo esta en nuestras vidas, y él desea conducirnos en un camino de santidad, viviendo de forma agradable a Dios. En esta primera parte veremos como el enemigo tentó y venció en el huerto usando los tres elementos principales que hay en el mundo:
Génesis 3:6 Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió.
La palabra nos enseña que el enemigo uso de su astucia para seducir a la mujer (2 Corintios 11:3), haciéndole creer que por medio del árbol alcanzaría conocimiento y poder, contradijo la palabra dicha por Dios, y finalmente la mujer terminó haciendo su propia voluntad. Ahora examináremos los tres elementos del mundo que el diablo uso para seducir a la mujer:
Lo que vio la mujer en el árbol prohibido

Era bueno para comer.
Era agradable a los ojos.
Era deseable para alcanzar sabiduría.

La palabra nos dice en el libro de santiago que la amistad con el mundo, nos hace enemigos de Dios (Santiago 4:4), eso terminaron siendo el hombre y la mujer, enemigos de Dios (Romanos 5:10), y el Apóstol Juan nos enseña los tres elementos del mundo que el enemigo usó para hacer caer a la primera pareja:
1 Juan 2:15 No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Notemos el paralelismo en las tres cosas que vio la mujer en el huerto, y las tres pasiones que menciona Juan que el mundo tiene para hacernos enemigos de Dios:
Lo que sedujo a la mujer

Era bueno para comer:
Era agradable a los ojos:
Era deseable para alcanzar sabiduría:

Lo que hay en el mundo

La Pasión de la Carne (Parte 1)
La Pasión de los Ojos (Parte 2)
La Arrogancia de la Vida (Parte 3)

Amado hermano, el enemigo busca hacernos caer usando lo que hay en el mundo, dice la escritura que la mujer vio que el árbol era bueno para comer, esto nos habla de la pasión de la carne, en la escritura encontramos un ejemplo claro de esta pasión y sus consecuencias:
Hebreos 12:16 de que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida.
Esaú, al igual que la mujer en el huerto, vendió su primogenitura, es decir, su bendición, por una comida, hermano, esto no quiere decir que por una comida en el sentido literal perdemos la bendición, lo que nos quiere decir la escritura, es que por un momento de dar rienda suelta a nuestra carne podemos perder la bendición de Dios, así es, tal vez digas, pero solo lo haré esta vez, una sola vez lo hizo Eva y perdió todo, una sola vez lo hizo Esaú, y perdió su bendición, un momento de placer puede quitarnos la vida de bendición que Dios tiene para nosotros, tal vez tu digas, pero esto ya lo he hecho una y otra vez, y luego me arrepiento todo bien, ¡ten cuidado!, así le sucedió a un encantador de serpientes, lo hacia, una y otra vez, pero cuando menos pensó, la serpiente lo mordió y se murió, sansón había jugado mucho con el pecado, pero cuando no lo imaginó, cayó ante la seducción de Dalila, y perdió sus fuerzas, tal vez tu digas, si pero sansón la recupero al final, pero lastimosamente, solo para morir, no dejes que el enemigo te seduzca a través de los deseos carnales, el Apóstol Pedro nos exhorta:
1 Pedro 2:11 Amados, os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de las pasiones carnales que combaten contra el alma.
Amado hermano, la escritura nos señala claramente cuales son esas muchas pasiones de la carne (lee Gálatas 5:19-20) que combaten contra el alma, estas pasiones quieren dominarnos y hacernos caer para vivir de forma contraria a la voluntad de Dios, la palabra dice que el deseo de la carne es contrario al del Espíritu (Gálatas 5:17). Antes de conocer a Cristo, nosotros andamos en la corriente del mundo satisfaciendo los deseos de la carne (Efesios 2:3), pero ahora en Cristo no podemos seguir igual. ¿Qué podemos hacer para vencer la pasión de la carne?
Venciendo la pasión de la carne
El Señor Jesús dijo, "Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil" (Marcos 14:38), como hijos de Dios debemos vivir por el Espíritu, una vida en vela y oración, esta es una combinación inseparable, "palabra y oración", cuando descuidamos la lectura de la Biblia, y la vida de oración, empezamos a ceder a los deseos de la carne, que finalmente terminan dominándonos, la vida del Cristiano es una vida por el Espíritu:
Gálatas 5:24 Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Para dominar las pasiones de la carne hay dos pasos complementarios e inseparables, 1) Vivir por el Espíritu, y 2) Crucificar la carne, el Señor Jesús dijo, que "para seguirle debemos tomar la cruz cada día" (Lucas 9:23), y en su palabra encontramos la siguiente aclaración:
Romanos 8:6 Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; 7 ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, 8 y los que están en la carne no pueden agradar a Dios. 9 Sin embargo, vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El.
Nota que dice "la mente puesta en", el enemigo quiere que nuestros pensamientos estén en las cosas del mundo, pues de esta forma viviremos en la carne, satisfaciendo sus deseos, la palabra nos exhorta a renovar nuestra mente (Romanos 12:1), a usar la mente de Cristo que nos ha sido dada (1 Corintios 2:16), amado hermano, si en verdad el Espíritu de Dios habita en nosotros, debemos andar por el Espíritu cada día, crucificando la carne con sus pasiones, la gracia de Dios nos enseña a negarnos a los deseos del mundo (Tito 2:11-12), ahora que conocemos esta verdad, pongámosla por obra y obedezcamos a Dios, viviendo en el Espíritu, de una manera santa:
1 Pedro 1:14 Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia, 15 sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;

Resumen
Hermano(a), el enemigo llegará a ofrecerte lo que el mundo tiene, si empiezas a desear las cosas del mundo, empezarás a ceder a tus deseos, empezaras a justificar tu conducta carnal, y terminaras en lazo del diablo, actuando de forma contraria la voluntad de Dios. Para vencer las pasiones de la carne que ¡siempre! están listas para atacar, debemos mantener nuestra vida en vela y oración, es decir, sumergidos en las cosas de Dios, viviendo por el Espíritu, los siguientes versos nos exhortan con mucha precisión sobre nuestra conducta en Cristo:
Colosenses 3:1 Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra...5 Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. 6 Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas, 7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8 Pero ahora desechad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje soez de vuestra boca. 9 No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos, 10 y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó;

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