La abstinencia de alimentos por un tiempo determinado es importante para el cuerpo y para el espíritu. En algunas costumbres en el mundo, el ayuno ayuda a “purificar” el alma, ayuda a estar más tranquilo y sosegar las turbaciones de ira ó cólera; pero no es ese el ayuno que voy a exponer; la clase de ayuno que nos enseña Nuestro Señor Jesucristo es para la preparación de tu ministerio, para que te declares en Victoria, para que reprendas demonios, para que te liberes de toda basura espiritual, para que entiendas que por medio del Espíritu Santo, Dios nos atiende con la Potencia Salvadora de su Diestra.
Había muchos ayunos en el pueblo Hebreo; quiero que tomes tu Biblia y volvamos a pasar por ese mismo sitio, ese tiempo y ese lugar. Moisés ayuno 40 días y 40 noches. Exodo 24:18- Deutern 9:9, fue algo inmemorial. El ayuno no es un formalismo o un exhibicionismo. El ayuno siempre va acompañado de la oración, un ejemplo los hijos de Israel en (Jueces 20:26-27), el ayuno también va acompañado de la contrición, el arrepentimiento y la confesión (1 Samuel 7:6), ó para afligir el alma, David es un ejemplo en ( 2 Samuel 12:15-20).
Pero agradable y trascendental, es el ejemplo que nos dio el Señor a través de Jesucristo. Jesús fue tentando en el desierto después de haber ayunado. En Mateo 4:2, puedes verlo. Fue tentado por el adversario, fue tentado con Salmos. ¿Te imaginas? El diablo también sabe de palabra y para provecho propio tienta a Jesús. Cuan Sorprendente y Poderosas fueron las palabras de Nuestro Señor Jesucristo que con voz de mando, con facilidad, con PODER Y AUTORIDAD respondía a cada tentación y al final le dijo: Vete Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás”; y enseguida vinieron ángeles y le servían.
Tú puedes alcanzar esa autoridad estando en ayuno y oración. Puedes lograrlo. Puedes conseguirlo. Tienes que empezar de manera gradual. Poco a poco. No puedes lanzarte al ruedo impetuosamente. Hazlo un día. Luego sigues con dos y así sucesivamente. En esos días que ayunes, alaba al Señor, cántale, Adórale, Alábale. Lee la Palabra, escudriña las escrituras, y sobre todo LA ORACIÓN.
Investirás demonios, pisarás huestes malignas, no vivirás más para el mundo; el adversario estará en derrota. El descalabro de Satanás es evidente. La victoria es tuya, tendrás el Poder y la Autoridad que da nuestro Señor Jesucristo. Porque mayor es el que está en mí que el que está en el mundo. A Dios sea la Gloria y la Honra, por todos los siglos de los siglos. En el Nombre de Jesús. Amén
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