miércoles, 11 de agosto de 2010

Sexualidad, conociendo el modelo divino.

Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen. Proverbios 6:20-23
Por muchos años en la iglesia hemos guardado un extraño silencio acerca de éste tema tan importante. Hemos permitido que la mentalidad de nuestra generación jóven sea moldeada por la cultura del mundo, especialmente en el campo de la sexualidad y valores morales. Hoy en día toda la publicidad está saturada de sexo, los publicistas se dieron cuenta que el sexo vende, precisamente porque la sexualidad es muy poderosa, pero ellos como artífices del plan maléfico del adversario, la ha distorsionado y contaminado con basura y engaño.
Necesitamos recuperar a nuestra generación. Necesitamos empezar a hablar de la verdad de Dios, a ser mas agresivos e intencionales en cuanto a una enseñanza correcto sobre sexualidad y valores. El único que tiene autoridad para hablarnos acerca de sexo es el Dios de la Biblia, precisamente porque El es el Autor la sexualidad. Dios es el inventor único y diseñador exclusivo, así que nadie más puede enseñarnos cómo usarla y disfrutarla.
¿Cómo la cultura de éste mundo ha distorsionado la sexualidad?
1. Como un placer físico solamente.
El mundo nos proyecta la idea de que el sexo es un artículo de consumo que puedes comprar, vender, regalar o incluso robar. Nos dice que lo importante es que disfrutes, es un momento, es tu cuerpo que puedes usar como quieras.
El problema es que la sexualidad está profundamente ligada al alma y es imposible tener relaciones sexuales sin implicar el corazón. Esto produce heridas, traumas y un cúmulo de sentimientos de culpabilidad y rechazo que finalmente dañan la el corazón de las personas aunque no se den cuenta cómo.
Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón. ¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen? Prov.6:26-28
¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. 1Cor. 6:16
2. Como algo libre y sin compromiso.
Dios diseñó el sexo para disfrutarse dentro del matrimonio exclusivamente. Nuestra “civilizada” sociedad pretende hacernos creer que el sexo libre es producto de una especie de evolución mental. Nos dice que estos son nuevos tiempos y hay que actualizarse, que el matrimonio es algo pasado de moda o producto de la religión. Entonces las relaciones sexuales libres se proyectan como un logro de ésta moderna sociedad libre de mitos y tradiciones del pasado.
Se olvidan que desde el principio de la existencia del hombre, el adulterio y la fornicación son males que han destruido la sociedad y la familia. La biblia está llena de claras exhortaciones para apartarse del “sexo libre”.
Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada. Prov. 6:32,33
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1Cor.6:18,19.
3. Que No es exclusivo entre “hombre y mujer”.
Otro de los grandes males que no nacieron en ésta generación es la homosexualidad. Desde el principio de la humanidad el hombre se corrompió y distorsionó el modelo de pareja. Si el adulterio y fornicación acarrea heridas y vergüenza, la homosexualidad ata a las personas a ciclos muy graves de degradación.
Esta “avanzada” sociedad nos impone cada vez más desafiantemente la idea de que una pareja ya no es más “hombre y mujer”. Los mitos se terminaron, dicen. Lo que hoy se conoce como “Perspectiva de Género” no es más que la imposición de un nuevo orden de sexo, para definir como normal y aceptable la homosexualidad masculina y femenina, la bisexualidad y hasta la transexualidad.
Los promotores de una nueva perspectiva de género se esfuerzan en dignificar lo corrupto y degradable de la homosexualidad, a tal grado, que en la mayoría de los países más avanzados del mundo, ya existen leyes que aceptan y regulan el matrimonio o convivencia de homosexuales, con todas sus garantías legales.
Sin embargo, la Biblia es clara. Dios creó hombre y mujer. El no hizo términos medios, ni se le escapó el control genético de sus manos al nacer una persona con inclinación homosexual. La persona es responsable ante Dios sobre su sexualidad.
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones. ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. 1Cor. 6:9-11
Leer Romanos 1:18-32
La sexualidad es una idea divina, es maravillosa y Dios la creó para ¡Disfrutarla! Es un regalo exclusivo para el matrimonio y solo puede satisfacer y edificar a una pareja dentro del pacto matrimonial.
Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña? Prov. 5:18-20
Fuera de éste pacto, toda relación sexual traerá heridas y vergüenza. Causará que la identidad se deteriore y finalmente quedar preso en la oscuridad de una imagen distorsionada de sí mismo, de Dios y de los demás.
Cuando la Biblia nos exhorta a la pureza y castidad, no significa que Dios es una “aguafiestas” que nos esconde el dulce néctar del sexo, como lo gritan los defensores de la promiscuidad. En realidad el sexo es muy poderoso para unir los vínculos de una pareja, por eso Dios lo regaló exclusivamente al matrimonio. Sin embargo, las consecuencias del “sexo libre” han traído los más desastrosos resultados sobre la humanidad, tales como abortos, abandono de niños, violaciones, pandemias infecto-contagiosas, destrucción de familias, etc.
El avivamiento de la sensualidad
El Diccionario de la Real Academia describe la palabra sensualidad como una propensión excesiva a los placeres de los sentidos. De ésta forma, cuando hablamos de sensualidad, no significa el modelo de sexualidad que Dios diseñó, sino una inclinación desmedida al placer físico, que tiene que ver con la exhibición, provocación y manipulación de la naturaleza sexual del individuo, en un marco de irresponsable inmoralidad.
Como hemos dicho anteriormente, dentro de nuestra sociedad, en las últimas tres o cuatro décadas han cambiado vertiginosamente los conceptos de moral que se sostenían por siglos. Conceptos en cuanto al matrimonio, la familia, la virginidad, homosexualidad, los padres, etc. De pronto, aquellas columnas que soportaban la sociedad, fueron cayendo una a una para dar paso a otro tipo de “valores”.
¿Cuales son los nuevos valores? Hoy se habla de respeto por la preferencia sexual, el cuidado del cuerpo, cuidar la naturaleza, la preparación académica, etc. Ante nuestros ojos, la cultura postmoderna ha ido desplazando aquellos valores morales que conocíamos, los ha ridiculizado y los ha hecho parecer viejos y atemporales, para dar paso a su flamante “nueva era”.
La cultura de la imagen.
Esta generación tiene una extraña fascinación por las imágenes. Vivimos en la era del video, cine, televisión, videojuegos, etc. Todo es parte del cóctel somnífero de éste mundo para atrapar a sus incautos consumidores. Los aparatos de televisión son cada vez mas grandes y sofisticados, casi se pueden “tocar” las imágenes de lo reales y nítidas que se ven. No cabe duda, la tecnología ha alcanzado límites insospechados unas cuantas décadas atrás. Bienvenidos a la era del video.
Los libros, la palabra escrita ¿Qué es eso? Si quieres mostrar algo tienes que hacerlo en multimedia, hay que desplegarlo con sonido “dolby ó surround sound” y añadirle una secuencia no menos impactante de imágenes, y entonces lograrás la atención de ésta generación. Los medios lo saben. Mejor dicho, ellos son los artífices de éste lenguaje de comunicación. Ellos han ido tejiendo un complejo y atractivo sistema de comunicación que puede mantenernos literalmente “pegados” al sillón por horas y horas, mientras el mundo rueda.
Hasta aquí la cosa no se ve tan mal, porque la tecnología de los medios de comunicación no es el problema. El problema es el mensaje. ¿Cuál es el mensaje con el cual los medios están inundando nuestra sociedad? En primer lugar, ellos han logrado una hegemonía casi absoluta en las conciencias de nuestra generación. La mayoría de la gente joven piensa así: 1. Si algo importante ha ocurrido, lo escucharemos en los medios. 2. Si no lo vimos en la TV, ni lo escuchamos en radio, o lo leímos en el diario, entonces nunca ocurrió o no tienen importancia.
La fórmula de los medios es simple pero muy efectiva:
Si algo es importante, nosotros te lo decimos. (control mental)
Vivir bien es cuestión de tener las cosas correctas. (consumo)
El mensaje que la persona asimila es éste: “Lo que está en los medios es importante, entonces lo importante cuesta. Entonces de acuerdo al costo de lo que puedo adquirir es lo que yo valgo.”
El resultado de esto es una generación dedicada a la imagen. El valor supremo es la apariencia. Los sucesos son fabricados por la televisión. Los publicistas proclaman: “No lo diga, muéstrelo.
El “mensaje” en los medios.
Como ya vimos anteriormente, los medios utilizan dos herramientas muy efectivas para mantenerse operando: El control mental, y el consumismo. Para que esto funcione, el combustible que mantiene andando estos dos “motores” es la sensualidad. Si entendemos que sensualidad es el estar propensos excesivamente al placer de los sentidos, es algo que le resulta muy fácil a los medios. El negocio es muy jugoso, precisamente porque la demanda es muy alta.
Lo reconozcamos o no, hay una sensación de vacío en nuestra sociedad. El desencanto de los ideales políticos y religiosos es muy notorio. Lucas Leys dice: “Heredamos una sociedad donde Dios es un extraño.” El individuo postmodernos es cada vez mas “individual”, está aislado. Leys dice: “La urbanidad se ha convertido en rodearse de desconocidos con intereses de consumo que compiten con los propios.”
Con tal desencanto y aislamiento, los medios tienen la “solución” para atrapar las conciencias. La medicina que nos ofrecen es una comunidad virtual donde todos nos conocemos y tenemos mucho en común. Esa “ventana al mundo” nos cautiva con dosis de violencia, sexo, deportes y un sinfín de entretenimiento que convierten al individuo en un parásito incapaz de razonar por sí mismo.
Los publicistas y productores de películas lo saben con absoluta certeza: sexo y violencia venden. Nuestros sentidos son literalmente atrapados con la artificiosa exhibición de las tramas en las películas, tejidas con sexo, sangre, mentiras, infidelidad … sensualidad en su más pura expresión.
El avivamiento de la sensualidad está en su nivel mas alto. La imagen es lo primero, lo externo es lo que cuenta. Los valores ya no son aquellos ideales que forjaron naciones. La moral cambió de color. Lo decente ahora es ajustarse a los cambios y dar paso a una nueva civilización controlada por pasiones desenfrenadas. La inhibición es un enemigo a conquistar, el pudor está muerto. Salir del “closet” es una acción honesta y sincera. Este es el mensaje de los medios: Inmoralidad moderna y civilizada, pero inmoralidad al fin.
La conclusión a la que queremos llegar con éste análisis de los medios, es exponer lo delicado de la situación. A menos que no tengamos cuidado, los medios de comunicación terminarán moldeando la mentalidad de nuestros hijos en cuanto a sexualidad, valores e incluso su identidad.
El mundo no tiene nada nuevo. Es el empaque el que ha cambiado, y eso sí, de una forma muy creativa. Si el mundo está usando la creatividad y la astucia para presentarnos como atractivo un producto que acarrea muerte, destrucción y sufrimiento, ¿No deberíamos nosotros los padres, líderes y pastores usar también la creatividad de Dios para darle brillo a los principios de la Palabra de Dios, de forma que nuestra generación los encuentre llamativos y útiles? Nuestro producto es la vida en abundancia y la moneda con que se compra se llama “Obediencia”.
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:15-17

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