¡Qué emocionante es contemplar la vida de la mariposa! El proceso que pasa es tan curioso. Las mariposas son tan bellas que uno se queda admirado. Unas son hermosas por sus múltiples colores y otras por sus variados diseños. En verdad, la mariposa es uno de los insectos más bellos que Dios ha creado.
Pero, lo interesante es que esta bella mariposa fue primero un gusano desagradable. Sí, un gusano feo y repulsivo que se transformó en una linda mariposa. Este fenómeno se llama metamorfosis. Pero, ¿cómo puede ser esto? Parece ser imposible. Es otra de las muchas maravillas de Dios.
La mariposa en su primera etapa permanece atada a lo terrenal. Como gusano, él se desarrolla en su ambiente, destruyendo de planta en planta. Come hojas y daña los frutos que se encuentra. En un corto tiempo llega a ser un gusano adulto y listo para enfrentar esa maravillosa transformación. El gusano deja su forma anterior y pasa una época donde parece estar muerto. Después, de su mismo cuerpo, forma la crisálida donde empieza la bella transformación. Lo que sucede dentro de la crisálida es un enigma, pero lo que sale de él sí es una verdadera maravilla.
¡Imaginemos el gran día! La pequeña mariposa empieza sus bruscos movimientos, para romper su crisálida y salir a vivir en este mundo. Es el mismo mundo pero ya no vivirá como gusano, sino como mariposa. Una vez afuera, los rayos del sol secan sus alas y la mariposa alza vuelo por primera vez. Ya no está atada a lo terrenal.
Ahora puede volar libremente por encima de su antiguo ambiente. Su alimento también cambia; ahora se deleita chupando el néctar de las flores. Su vida destructiva se vuelve una vida de beneficio. Diríamos que es un cambio total. ¡Que dichosa la mariposa!
Amigo, hoy yo soy hijo de Dios, pero en mi pasado también fui gusano. Viví atado a los placeres y deleites de este mundo. Viví en rebeldía contra mi Creador. Pero qué maravilla, Dios por su gracia y su gran amor, transformó mi vida. Yo tuve que morir y hoy puedo decir: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
Jesús me libertó de las ataduras del pecado de mi vida pasada. ¡Ahora soy libre! Aunque todavía vivo en el mundo no soy del mundo. Mi vida entera cambió y aun mi alimento cambió. Mi vida entera se sometió a un cambio por el Espíritu Santo que ahora mora en mí. Tan acostumbrado estuve a vivir como gusano que esa vida a veces quiere dominarme, pero el cambió que operó el Espíritu Santo fue tan drástico y tan real que de súbito me recuerda la realidad que hoy vivo. ¡Ya no soy gusano! Soy hijo de Dios y por tanto debo vivir como su hijo: amando lo que él ama, y aborreciendo lo que él aborrece. Amigo, ¿has experimentado tú este cambio? Si testificas que sí, ¿puede el mundo ver en tu vida este cambio? ¿Puede el mundo ver la belleza de una vida totalmente cambiada? Si de verdad has experimentado la transformación del Espíritu Santo en tu vida, el mundo tiene que ver ese cambio tan lindo.
Si no has experimentado esta bendita gracia, hoy es tu oportunidad. Deja que Dios transforme tu vida de un repulsivo gusano o una libre mariposa. De un hijo rebelde a un hijo transformado.
Que Dios te bendiga en todo momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario