miércoles, 19 de mayo de 2010

PAZ Y SEGURIDAD, Carta Sexta

Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra del SEÑOR que has hablado es buena. Pues pensaba: ¿No es así, si hay paz y seguridad en mis días?
Los demás hechos de Ezequías y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el acueducto, y trajo agua a la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá?
Y durmió Ezequías con sus padres; y su hijo Manasés reinó en su lugar.
Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra del SEÑOR que has hablado es buena. Pues pensaba: Porque habrá paz y seguridad en mis días.
Que cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no escaparán.
Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que el día os sorprenda como ladrón;
Porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.
Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios.
Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan.
Pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios, habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por yelmo la esperanza de la salvación.
Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
Que murió por nosotros, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos juntamente con El.
Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo.
Pero os rogamos hermanos, que reconozcáis a los que con diligencia trabajan entre vosotros, y os dirigen en el Señor y os instruyen,
y que los tengáis en muy alta estima con amor, por causa de su trabajo. Vivid en paz los unos con los otros.
Y os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los desalentados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos.
Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos.
Estad siempre gozosos;
Orad sin cesar;
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
No apaguéis el Espíritu;
No menospreciéis las profecías.
Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno;
Absteneos de toda forma de mal.
Y que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Hermanos, orad por nosotros.
Saludad a todos los hermanos con beso santo.
Os encargo solemnemente por el Señor que se lea esta carta a todos los hermanos.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Palabra de Dios.

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