jueves, 27 de mayo de 2010

MIREN!, Carta septima

Porque la conducta de la reina llegará a conocerse por todas las mujeres y hará que ellas miren con desdén a sus maridos, y digan: "El rey Asuero ordenó que la reina Vasti fuera llevada a su presencia, pero ella no fue."
Y desde hoy las señoras de Persia y Media que han oído de la conducta de la reina hablarán de la misma manera a todos los príncipes del rey, y habrá mucho desdén y enojo.

Si le place al rey, proclame él un decreto real y que se escriba en las leyes de Persia y Media
para que no sea revocado, que Vasti no entre más a la presencia del rey Asuero, y que el
rey dé su título de reina a otra que sea más digna que ella.
Y cuando el decreto que haga el rey sea oído por todo su reino, inmenso como es, entonces
todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
Esta palabra pareció bien al rey y a los príncipes, y el rey hizo conforme a lo dicho por
Memucán.
Y envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escritura y a cada
pueblo conforme a su lengua, para que todo hombre fuera señor en su casa y que en ella se
hablara la lengua de su pueblo.
Miren tus ojos hacia adelante, y que tu mirada se fíje en lo que está frente a ti.
Fíjate en el sendero de tus pies, y todos tus caminos serán establecidos.
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.
Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que El está cerca, a las puertas.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que El está cerca, a las puertas.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que el reino de Dios está cerca.
Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre.

Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas,

desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas.
Palabra de Dios.
Que Dios los bendiga.

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