martes, 8 de junio de 2010

DONES DE PODER!

INTRODUCCIÓN
Así como en los tiempos de Moisés, Dios les ofreció bendiciones a su pueblo en Canaán, ahora en nuestros tiempos Dios nos sigue ofreciendo una tierra de bendición que es literal y espiritual, pero al igual que la Canaán terrenal hoy Dios envía a su Espíritu Santo para que reparta dones (regalos) entre su Iglesia conforme Él quiera.
DESARROLLO
Como hemos dicho en estudios anteriores, la palabra griega que se utiliza para traducir don es Charisma, que quiere decir regalo, pero también indica un favor que se recibe sin tener mérito para ello (Strong), un don involucrando gracia de parte de Dios como el dador por las operaciones del Espíritu Santo en la Iglesia. Estos dones son dados por Dios a través de su Espíritu Santo y aunque Dios nos puede usar en cualquiera de los dones no es para uso particular y que se manifiestan por la operación del Espíritu Santo y la unción que Dios hace descender en un momento determinado. Según 1 Corintios 12:8-10 los dones del Espíritu son nueve (9), que para estudiarlos, se dividen en tres grupos: de revelación, de inspiración y de poder, ahora en este estudio veremos los dones de poder.

La palabra “poder” se deriva del griego dunamis que significa capacidad de llevar a cabo cualquier cosa (Strong 1411), y el único que puede llevar a cabo cualquier cosa es Dios, un poder sobrehumano porque para Dios nada es imposible (Lc. 1:37), derivada de estos vocablos, se les llama de “poder” porque se relacionan con aspectos sobrenaturales que son evidentes para todas las personas, en este grupo están los dones de Fe, de Sanidades y de Milagros.
DON DE FE (1 Co. 12:9)
Fe se deriva del griego pistis que significa firme persuasión, convicción basada en lo oído (Strong 4102), esto indica que este tipo de don produce en el creyente una firme convicción, y un pleno reconocimiento de la verdad de Dios (1 Ti. 2:4; 2 Ts. 2:11-12), que lo conduce a una rendición personal a Él (Jn. 1:12) y a tener una conducta inspirada por esta rendición (2 Co. 5:7) (Diccionario Vine), por eso es que en el libro de Hebreos se dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He. 11:1). La fe tiene diversas facetas, pero también como don tiene distintas funciones:
Obrar para sanidad y salvación (Mt. 10:1).
Traer arrepentimiento, como en el caso de Pedro cuando Jesús le dice que ha sido pedido para ser zarandeado, pero que Él mismo le ha rogado al Padre para que su fe no falte (Lc. 22:31-32; 22:62). Si a Pedro le hubiera faltado la fe no habría llorado ni se habría arrepentido de esta manera.
La fe es además una puerta (Hch. 14:27), por la cual podemos acercarnos confiadamente al Padre y pedir que se nos abra (Mt. 7:7), haciendo uso de la fe en el Nombre de Cristo Jesús (Hch. 3:6,16). El Señor se regocija grandemente en aquellos que le creen y aman (Mt. 9:28), en aquellos que le piden con humildad (Stg. 4:6, Mr. 10:46)
El don de fe movido por el amor al Señor también es poderoso para activar el favor del Señor hacia sus hijos (Lc. 7:47).
DON DE SANIDADES (1 Co. 12:9)
Sanidad viene de la palabra griega iama significa una sanidad (el resultado del acto) (Strong 2386), indicando que el resultado de este don es sanidad, una manifestación maravillosa para bendición de la Iglesia. La unción para sanar es una porción del poder de Dios que juntamente con el don nos capacita para llevar a cabo la sanidad, es como una parte del poder de Dios usándonos como un instrumento en sus manos para glorificar el Nombre de Dios. Las características de este don son:
PUEDE SER APLICADO EN TODOS.
Un día Jesucristo se encuentra enseñando y la Biblia menciona que con Él estaba el don de sanar (Lc. 5:17), con esto se observa que Jesús actuaba según la unción que se movía en un momento determinado, lo que nos lleva a pensar que cuando Dios envíe su unción para sanidad muchos van a ser sanados, por lo que debemos estar pendientes de ese momento.
VIENE DEL ESPÍRITU SANTO.
El don no es inherente a la persona, cuando Jesús sanaba era porque poder salía de Él (Lc. 6:17-19). Aunque Cristo fue investido de poder de lo alto, no actuaba por sí mismo, sino que se movía dentro de la voluntad del Padre.
TENER LA CERTEZA QUE DIOS VA A SANAR.
El apóstol Pablo estando en Listra (Hch 14:8-11) fue usado por el Espíritu Santo para efectuar una sanidad asombrosa en un cojo de nacimiento, por lo cual fue confundido por un Dios. Cuando Dios usa a una persona para llevar sanidad a otra, por medio de este don de sanidades, esta persona tiene la certeza de que Dios va a sanar.
DON DE MILAGROS (1 Co. 12:10). El término “milagro” en este versículo desciende de la palabra griega dunamis que quiere decir poder, capacidad inherente. Se usa de obras de origen y carácter sobrenatural, que no podrían ser producidas por agentes y medios naturales (Strong 1411). El cristiano que tiene el don de milagros, tiene la capacidad de hacer obras sobrenaturales por medio del poder del Espíritu Santo. Los milagros que Dios hace por medio de sus vasos, son realizados con propósitos específicos de parte de Dios, los cuales pueden ser:
Mostrar el poder de Dios (Ex. 9:22-35; Jn. 9:1-3).
Definir al pueblo de Dios que duda (1 R. 18:36-40).
Confirmar la fe de los discípulos (Jn. 20:30-31).
Confirmar la Palabra que ha sido predicada por los ministros, a fin de que nuestra confianza no esté puesta en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios (1 Co 2:4-5). En cuanto a esto es muy importante notar el orden que Dios mismo ha establecido: Primero la Palabra y luego los milagros.
A lo largo del ministerio de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra podemos notar muchos milagros que Él hacía, los cuales confirmaban la Palabra que enseñaba y también lo confirmaban a Él como el Hijo de Dios, sin embargo también podemos notar que en algunos casos no pudo hacer muchos milagros a causa de la incredulidad de la gente (Mr 6:5-6), lo cual significa que la operación de milagros puede ser una consecuencia de la fe que nosotros tengamos.
CONCLUSIÓN
El don de Fe se manifiesta para hacer la obra del Señor, el de Sanidades opera salud física sobre los hombres en momento de unción y el de Milagros se manifiesta en un momento específico y es contra la ley natural. Los dones del Espíritu Santo son un regalo inmerecido de Dios por lo cual debemos apreciarlos y sobre todo anhelarlos, ya que sirven para la edificación de la Iglesia para alcanzar madurez. El mismo apóstol Pablo nos exhorta a que deseemos ardientemente los mejores dones, sin perder de vista que éstos se manifiestan para nuestro provecho y que es el Espíritu Santo el encargado de repartirlos como Él quiere.
Que Dios te bendiga.

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