"Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él" (Mateo 27:19).
No es raro que un hombre astuto y duro reciba la bendición de una esposa suave en su trato y que ejerce una influencia benéfica sobre él. Pilato es un ejemplo. Era un verdadero déspota, que abusaba de su autoridad y poder. Sus superiores tuvieron que relevarle de su cargo por los abusos cometidos. La forma vergonzosa en que trató a Jesús, estando convencido de que era inocente, mandándole azotar y luego crucificar nos da evidencia de su naturaleza despótica.
Pero su esposa era muy distinta. Es evidente que se interesaba directamente en las actitudes de su marido, procurando moderar sus excesos en la ejecución de sus deberes oficiales. En este caso tenía que estar enterada del arresto del rabino judío y del juicio a que se le sometería al día siguiente. Su sueño inquieto está poblado de pesadillas. Se levanta angustiada y manda encargo a su marido que "por causa de aquel justo ha sufrido mucho en sueños durante la noche".No sabemos hasta que punto la mujer deseaba favorecer a Jesús porque consideraba que era inocente aunque esto es perfectamente posible de lo que no cabe duda es que trataba de evitar que su esposo hiciera lo que precisamente hizo: poner sobre su cabeza la sangre de un justo y además un maestro religioso.
Desde el punto de vista humano, en el hecho hemos de ver una mujer pagana, de naturaleza delicada y sensible, que trata de evitar que su marido cometa una atrocidad que sólo podía invitar la ira y venganza divinas. En su sentido de responsabilidad respecto a su marido es indudable que nos resulta una figura amable. Para ella, el marido y sus actos era algo del mayor interés, aunque no era un hombre que se hiciera estimar mucho, como lo prueba el que no hizo el menor caso de lo que ella le había dicho.
En este sentido ante su ejemplo, muchas mujeres cristianas pueden quedar avergonzadas, pues la responsabilidad de sus esposos es algo que ni les pasa por la cabeza. Una esposa puede influir para bien en un marido y si deja de hacerlo, rehuye su deber y el ejercicio de una de sus mejores prerrogativas. Para muchos la esposa ocupa el lugar que antes ocupaban los ángeles. Por desgracia muchos maridos actúan todavía de la misma forma que Pilato con respecto a su esposa.
Que Dios los bendiga.
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