Los colores del arco iris, las voces del viento, cada estrella en el cielo y cada esquina de la creación, testifican acerca del gran amor de Dios.
¿Has sentido alguna vez que a pesar de todas las cosas malas y feas de este mundo, hay sobradas razones para ser feliz? Eso me sucede cuando contemplo las maravillas de la naturaleza, el amor entre familiares, los actos de bondad de algunas personas, y sobre todo cuando pienso en el sacrificio inmenso de Dios por nosotros.
Entonces no podemos quedarnos callados. Testifiquemos del amor inmensurable de nuestro Creador y Salvador. Ese es nuestro deber y privilegio; ser instrumentos que lleven esperanza a los corazones más necesitados.
Que Dios los bendiga.
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